24 de enero de 2010

La Primera Dama

Soñaba con el sudor saltando desde el acantilado de su frente, mientras recordaba por qué Dios me hizo mujer. Aquellas noches inacabables, mis muslos se tensaban cada vez que paraba, preguntándose qué sería lo siguiente; y me preparaba para cambiar de posición. Era demasiado mayor para todo aquello; demasiado joven para perdérmelo.

Mis convicciones son la única guía que importa; mi eterna entrega al Señor. Conozco las diferencias entre el Bien y el Mal, lo necesario para encaramarme hacia la Salvación, a través de esta ruta plagada de infortunios y oportunidades perdidas.


Me entristece ver a la gente alejándose del Camino. Me enfurece todo ese libertinaje, esos enfermos sodomitas. Hemos olvidado de qué están hechas las parejas de verdad. Puedo oler cada día el pecado de los que no escuchan la Palabra. Dios siempre ha estado a mi lado y me sorprende con sus obsequios; como aquel patio de recreo en forma de terso hijo de carnicero. Mi dulce objeto de deseo.


No podía pensar en nada más. Aquella ofrenda me hacía temblar el sentido. Quería tocarlo, poseerlo, morderlo. Era el premio a mi perseverancia. Y no podía decepcionarle; no a Él. Tomé aquel regalo con la fuerza de mi eterno agradecimiento. Cada fluido que arrancaba de su cuerpo era una promesa de futuro. Me encantaba cómo gemía ese crío, bello vehículo para el mensaje divino.


Pero no podemos olvidar que todo está en suspenso hasta que el Demonio ha catado su parte. Yo sólo quería que el chico siguiera duro, que me diera mi recompensa por conocer las Escrituras, por saber recorrer sus páginas como si fueran las arrugas de mi piel. Yo sólo quería lo que era mío. Quería lo que tenían sin merecerlo todos esos apócrifos moradores del pecado popular; esos pobres bastardos sin moral ni decencia.


Pero este mundo se está derrumbando. Ya no se respeta nada. Ahora mi amante pretende huir de mí. Debo actuar con cautela; si esto saliera a luz, hasta los míos me darían la espalda y acudirían todos esos perros reclamando el dinero que gané por saber estar en mi sitio.


Yo sé que es cuestión de tiempo; ese joven no podrá vivir sin mí porque sabe que su destino es desahogarse entre mis piernas; el hogar que nuestro Señor dibujó en las estrellas para él. Es débil y le cuesta entenderlo; demasiado joven. Pero yo sé cómo convencerle; aquel café. Ya habrá tiempo para oraciones.


Puedo notar que hoy es el día elegido; volverá a llamar a su chica. Estoy aquí, ardiendo, enganchada a la mesa del teléfono, olvidando aquellas miradas que adornan la calle, renglones de sangre cortados por decrépitos envidiosos. Perseguid al pecador y obtendréis vuestro premio; castigad al justo y nunca descubriréis la Salvación. Me llaman integrista; debería haber hecho callar a todas esas sucias bocas antes de que se pusieran a hablar.


Las horas se alargan porque nunca alcanzas a ver todo el camino; este sacrificio es un peaje hacia el Paraíso. Hoy va llamar; entonces sabré que Él sigue velando por mí; no me abandonará a mi suerte porque yo me enfrenté a esos sordos miserables para entregar su Mensaje.


Y mis palabras fueron claras y altas cuando señalé a los pecadores desde mi brillante torre de gran dama. Él no olvidará lo que hice. No lo hará. Casi puedo sentir la llamada deslizándose en el interior del cable. Casi.


Bendito sea.





http://www.elpais.com/articulo/internacional/Mrs/Robinson/vive/Belfast/elpepuint/20100110elpepiint_7/Tes

18 comentarios:

Ginebra dijo...

No había oído la noticia, increíble. Pero no por mantener relaciones sexuales con un menor, que es un delito, sino por ser la típica "meapilas" conservadora y puritana que da lecciones de moral. Éso es lo que da verdadero asco en este turbio asunto... Por eso detesto a la Iglesia en general, porque predica e impone lo que no cumple. Cuando hablo de Iglesia me refiero a todas en general, no sólo a la católica. Son los mismos perros con distintos collares. Besitos de lunes

PSYCOMORO dijo...

Sí, Ginebra, lo que más me atrajo de la noticia no es la relación con un menor porque pienso que en la lectura de ese aspecto también puede camuflarse la hipocresía de algunas personas que lo hubieran juzgado de una manera diferente si se hubiera tratado de un hombre maduro con una jovencita.

Lo tremendo es la seguridad, y la autoridad reconocida, con la que alguien tan incongruente puede sentar cátedra, moral y hábitos.

Siempre he respetado sinceramente las creencias personales, pero me cuesta demasiado aceptar según qué actitudes que se crecen en la exclusión. Un beso.

Anónimo dijo...

Dar lecciones es muy fácil. Deberías ser más respetuoso con los sentimientos religiosos de la gente. Está bien escrito pero es de una crueldad para la gente que creemos en Dios innecesaria. Esta mujer tenía derecho a dar su opinión igual que tú das la tuya. El hecho de que sea creyente y tenga problemas no la convierte en el demonio. No lo se. Es mi opinón.

Ana dijo...

¿Más respetuoso? Pero que poco sentido del humor que tienes. No creo que haya pretendido faltar al respeto a un colectivo, estaría bien poder decir lo mismo de la energúmena esta cuando dijo lo que dijo de la gente que no pensaba o actuaba como ella. Un beso, Montaraz.

PSYCOMORO dijo...

Hola Anónimo. Pues lamento no haber sido claro en lo que pretendía, como lamento que te hayas ofendido. Mi intención no es referirme a los creyentes, hay demasiada gente que quiero que lo son.

Tan sólo intentaba entender qué ocurría en la mente de esta mujer cuando decidió olvidar que se estaba convirtiendo en objeto de su propia persecución. Me interesaba ese punto de confusión metafísica. Nunca quise ofender a nadie; no sé si la Sra Robsinson, como comenta Ana, partió de la misma intención cuando se refirió a los homosexuales como seres abominables. Siento haberte molestado; te aseguro que no era mi intención. Gracias por el comentario.

PSYCOMORO dijo...

Hola Ana. Te voy a nombrar mi escudero personal... Gracias. Tampoco quería iniciar una gran discusión; fue algo que acudió sin más. La necesidad de explicarlo tan sólo es una muestra más de mi infantil inconsciencia. Un beso.

Anónimo dijo...

No creo que este escrito tenga la intención de burlarse de los sentimientos religiosos de nadie, esa es mi modesta opinión. Creo que es una denuncia de la intolerancia y de la hipocresía que a menudo acompañan y perjudican ideas o sentimientos siempre legítimos.
Me parece muy interesante todo lo que escribes.

PSYCOMORO dijo...

Muchas gracias; desde luego no había ninguna intención de ofensa. Tan sólo me quedé atascado en la conciencia de esa mujer que lucha para huir de su propia amenaza. La intransigencia que defiende es el final donde se derrumba su propio camino.

Anónimo dijo...

Amén...

Qué fácil es esconderse tras un Dios (así con mayúsculas) inventado para justificar nuestros "pecados".

Qué fácil asegurar que se distingue entre el Bien y el Mal (así con mayúsculas) para así justificar nuestros actos siempre en nombre del Bien por supuesto.

Y qué fácil hacerse el ofendido cuando nos ponen las verdades del barquero delante de nuestras narices.

Y qué difícil aceptar nuestras miserias, nuestras necesidades, nuestras debilidades, todas tan humanas... o debo decir Humanas (así con mayúsculas)

(Lo que es insoportable es esa hipocresía, esa doble moral... insoportable)

Un besazo, Psyco, y buenos días¡

Anónimo dijo...

A los que pensáis que escribir es ir de mártires por la vida y colgar escritos en un blog os recomiendo que intentéis publicar un libro y veréis lo complicado que es "saber escribir". Internet lo ha jodido todo, cualquiera se cree con el derecho de darnos la brasa con sus reflexiones de poeta maldito de barrio rico. Eso sí, las fotos y tus gustos musical y cinematográfico no están nada mal. Algo es algo.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Lospasos. Sí, esa dualidad moral es permanente en la sociedad, pero en casos como este toma una dimensión casi cómica. Resulta tan incoherente vivir construyendo los ataques de los enemigos que tú misma te has buscado... Sea como sea, no puedo evitar sentir cierta pena por su situación; la sensación de estar superada por los acontecimientos debe resultar implacable. Otro besazo para ti.

PSYCOMORO dijo...

Hola Anónimo. Te doy la razón en algo que dices; rincones como este son excusas para no intentar juguetear con aquello que en serio nunca conseguiremos. Míralo desde otro punto de vista; no poder tocar como Jimi Hendrix no te impide comprarte una guitarra y dudo que todos los aficionados al fútbol estén capacitados para jugar como su estrella favorita. A pesar de eso, las guitarras siguen vendiéndose y los campos continúan llenos.

No creo demasiado en mis derechos, y menos en uno que me reconozca la posibilidad de molestar a nadie pero de algo estoy seguro; Internet es un mundo lleno de rincones, algunos pequeños, otros más grandes. El que tú has escogido hoy para hacer un alto en tu camino es tan ridículo que no vale la pena dedicarle tanto esfuerzo, hay otros increíblemente más interesantes esperándote, créeme; esa es la última trampa que te tiene reservada Internet. Gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

La "politesse", mi querido Psycomoro, es tu seña de identidad. Me encanta esta manera tuya de afrontar las críticas negativas.
Hoy me da la gana de opinar en contra de tus "antagonistas"!
Lo que internet tiene de revolucionario es que cualquiera que tenga algo que decir (bueno o malo, interesante o no) pueda hacerlo con total libertad y aportar su granito creativo a los millones que conforman esa red. Nosotros, los pasivos leyentes, somos los que escogemos a nuestros preferidos. Este medio ha logrado poner en términos de igualdad tanto a escritores de renombre como a principiantes sin que se produzca ningún tipo de fricción ni nadie se lleve a engaño.
No quiero empezar a desbarrar, así que termino con lo único que quería decir: me parece prepotente que alguien (imagino frustrado por no poder editar un libro) pontifique sobre el valor literario o poético de tus textos como si fuera tu pretensión alardear de ello. ¿Es que no te leen o qué? Si lo hicieran, verían la humildad con la que nos entregas tus textos, preciosos, por otra parte. Espero con impaciencia la siguiente entrega...

Un beso enorme, Psyco!

Anónimo dijo...

Comparto tu opinión, como "casi" siempre, Psycomoro, por lo que seguramente lo que vaya a comentar ahora no sea muy objetivo: respecto a las críticas que hacen a tu trabajo (sí, trabajo, porque crear y mantener un blog es mucho trabajo!) opino que también tienes razón y que lo bueno de Internet es que "todo cabe". Lo más curioso de todo es pensar que un escrito por el hecho de estar publicado es más complicado (?). O creer que estás dando la brasa a alguien por colgar tu entrada (??).
A mí no me obligan a entrar y leer, por lo que no puedo echarte en cara que me "estés dando la brasa" (!)
PD: Acaban de bajar el arma que apuntaba a mi cabeza.

PSYCOMORO dijo...

Gracias, Anónimo primero; más que humildad hay cierta autocomplacencia con mis limitaciones inevitables, peo agradezco tus palabras. Sí, creo que Internet ha abierto campos que hasta ahora permanecían cerrados (siempre pienso en aquellas inmensas bibliotecas cerradas por cuatro monjes que capitalizaban los tesoros que escondían aquellas paredes).

Creo que cualquier medio de expresión debería ser bienvenido, sobre todo en un mundo donde todavía hay personas que tienen que dejarse la piel para poder decir lo que piensan. Lo mio tiene mucho menos valor y desde luego infinito menos riesgo pero debo reconocer que disfruto haciéndolo. Un beso.

PSYCOMORO dijo...

Buenas noches, Anónimo segundo, y cuidado con esas compañías armadas... Lo cierto es que cada uno puede ver esto como le plazca; para eso está, después de todo.

Para mí, no deja de ser un patio de recreo donde suelo pasármelo bien sin preocuparme de si rompo un cristal de tanto en tanto; nunca he sido demasiado hábil con la pelota, ni me ha resultado fácil convencer al resto de niños para que juegue conmigo, pero lo cierto es que ni una cosa ni la otra me han preocupado nunca demasiado. Las cosas son como son.

Claudia dijo...

jajaja, me encantan estas noticias porque me doy cuenta de que aunque el mundo funciona mal, hay veces que te sonries y piensas: a veces la hipocresía es graciosa.
PSYCO, el texto es impresionante, de esos que te ponen los pelos de punta.
La película me gustó, aunque era bastante mas inocente de lo que parece en un principio y en el fondo es tierna.

Muy bonito post.

Un besazo

PSYCOMORO dijo...

Hola, Claudia. Muchas gracias. Sí, en el fondo, resulta mucho más gracioso que preocupante, la verdad. Yo también pienso que es una película muy tierna, la amargura sólo se deja entrever en ese inal del autobús. Desde luego, nada que ver con las desventuras de nuestras irlandesa preferida. Un beso.