22 de julio de 2009

Pianos y mujeres que ya no huyen

Conozco mujeres que sólo aman a los pianos; también hay pianos que saben mirar a las mujeres, desde allí abajo, con el respeto de quien va a ser acariciado. Cuando eso ocurre, algo muy sensual explota. Es como si esa mujer sentada ante el instrumento ya no perdiera el tiempo ofreciéndose, sino que estuviera avanzando a su amante que no habrán segundas oportunidades, que esa tiene que ser la canción perfecta. El gran polvo.

Me gusta pensar que el sexo une la música a la sensibilidad de cuanto está por venir. Es como una estrofa que se alarga evitando el estribillo, apostando por que no llegue ese primer final que nos avisa de que todo aquello se acabará tarde o temprano.

Entre todas las damas que se han fundido en ese juego lleno de espejos, mi preferida siempre ha sido Tori Amos; fenomenal compositora y extraordinaria pianista, siempre se ha alineado en esa inspiración de dureza emotiva que después han retomado gente como Antony and the Johnsons. Música con melodías imposibles y letras de una aspereza que poco tiene que ver con la dulzura que destilan esas armonías rotas.

Defensora a ultranza del papel activo de la mujer en cualquier cambio que signifique algo; políticamente femenina, humanamente inconformista. Entre sus canciones deambulan seres violados, maltratados, luchadores, vengadores, amantes; sí, son mujeres, pero podrían no serlo. Lo bueno de las miserias es que no saben de géneros.

Siempre me he enamorado caminando con mujeres que no bajan la mirada, con esas espadas en alto que sólo han sido disfrazadas por la sangre de quien las lleva. Resulta muy ofensivo intentar arrebatar a la gente lo que se merece; en el caso de las mujeres, eso resulta ser un montón de disculpas y un universo lleno de pequeños mundos con sus nombres. Tori Amos es alguien que ya ha descubierto que su género no es un problema; es un motivo de lucha y de orgullo. Disfruto respirando cerca de todo eso.

Su influencia es de esas que se cuelan en el subconsciente colectivo, sin armar demasiado jaleo pero dejando un rastro definitivo. Superviviente de la misma cueva donde aprendieron a ver en la oscuridad gente como Joni Mitchell, Kate Bush, Björk o incluso Nina Simone y Janis Joplin, hace gala de una facilidad de composición y riesgo en las armonías y melodías nada comunes.

Coincide la publicación de su nuevo álbum Abnormally Attracted To Sin, con el nuevo trabajo de Regina Spektor, Far, una de sus discípulas más aventajadas y un nombre que valdrá la pena seguir durante los próximos años.


Regina Spektor, con un gran tema, Laughing With


Y aquí la maestra Tori Amos enseñando cómo gime una chica de maíz; bellas pero durísimas canciones. Su clásico Cornflake Girl




A Sorta Fairytale; bella, bellísima; estremecedora mujer.


Mr Zebra, o cómo las armonías pueden romperse para crear las melodías que esconden las historias que merecen ser repetidas. Breve intensidad.


¿A qué sabe el cuero cuando lo muerdes duro? Leather



Y un homenaje; no deja de sorprenderme la cantidad inabarcable de buenos temas que ha compuesto y lo poco conocida que sigue siendo.


8 comentarios:

Ginebra dijo...

francamente, Tori Amos toca el piano con el alma y con el cuerpo. Una forma de contarnos la música muy especial, me gustó ese paralelismo música-mujer, y es que la música tiene que ver con mucho con la condición femenina (también con la masculina, por supuesto) pero hay ciertos tipos de interpretaciones que sólo "lo bordan esas mujeres especiales".
Caminar sin bajar la mirada es muy siginificativo en ambos sexos. Creo que todos los hombres del mundo deberían poder caminar así, erguidos... como espadas.
Buenas noches y besos

Claudia dijo...

Gracias por el post, no conocía a las mujeres que amaban a los pianos y me ha encantado poder escucharlas. Es perfecto para una tarde madrileña como la de hoy, con viento, que se te mete en los oidos y no te deja escuchar nada mas.

Un saludo enorme.
Fantástico blog.

PSYCOMORO dijo...

Se trata de eso, Ginebra; toca el piano con su cuerpo y él le devuelve la atención con mundos de melodías cortadas. Es esa relación la que me impresiona; el dominio amable. Cuando los hombres caminen erguidos como espadas, se convertirán... en mujeres !! No, la verdad es que yo también espero que eso ocurra algún día; sueño con ese momento. Con eso, y con estar entre ellos. Besos... y buenos días.

PSYCOMORO dijo...

Todo un placer, Claudia. Disfrútalas y bucea en sus discos. En todos los de Tori Amos encontrarás momentos sublimes y Regina Spektor necesita ser seguida muy, muy de cerca. Muchas gracias por tus comentarios.

Apache dijo...

Bella, bellísima, realmente es como un "pack" ella (Tori Amos), el piano y el ambiente que crea con sus movimientos, gestos, miradas... (en estos momentos estoy escuchando "Leather" me parece genial y en directo... bufff) creo que me he enamorado!!

Aunque yo no mezclaría la sexualidad con la música, esta es como los ángeles, y cual es su sexo?

Anónimo dijo...

Precioso, Psyco... y arrebatadoras tus palabras

Ha sido un placer oírlas, y un descubrimiento conocer a Tori Amos: la verdad, confieso mi ignorancia, no la conocía.

Gracias por descubrírmela

Un besito grande,

(Caminemos erguid@s, con la frente bien alta, que veamos lo que el mundo tiene que ofrecernos¡)

PSYCOMORO dijo...

Hola Apache. Sí, realmente parece que tenga una relación al margen de la música, que esté explicándole algo al piano que no alcanzamos a escuchar el resto. La sexualidad está en la música, en los ángeles y en todos lados... basta con escuchar Leather. Un abrazo.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Lospasos; eres muy amable. La dulzura de tus comentarios son mérito de mujeres como éstas, que han descubierto que el cielo no sirve si alzas suficiente la mirada. Admirables. Un besazo pequeñito...