30 de diciembre de 2008

Los que ya no buscan perdón

La violencia es como esas gotas de agua que quedan atrapadas en el espacio imposible que respira entre dos vidrios demasiado juntos para ser separados. Y aceptas que el agua se quedará ahí para siempre, sin explicación alguna, sin lógica; orgullosa porque no necesita nada para sobrevivir, sólo tu mirada enojada y su desastrosa humedad.

Nadie puede secar la violencia. Ni sus consecuencias. Eso es algo que siempre me ha perseguido; no me aterran el disparo, el golpe o la sangre, ese dolor lo entiendo porque puedo darle nombres, asignarle imágenes. Lo que realmente me aterra son los cambios, cuanto sucede después de una explosión. El silencio. El principio de los llantos. Comprobar que nada volverá a ser igual.

Éste y no otro es, en definitiva, el origen y el último sentido de Sin perdón, esa obra indescriptible que rodó Clint Eastwood y que entró a formar parte una de los análisis más lúcidos que jamás se han hecho de la historia de Estados Unidos; arrancó con Bird y culminó con el canto a la lucha por la libertad que supuso la maravillosa Million Dollar Baby.

Cuando contactas con la violencia, con esa humedad de gravedad metálica que te sacude y se retira antes de cruzar una mirada contigo, tu cuerpo queda entumecido por el latigazo de la memoria que te sacude para que sepas que nunca vas a olvidar lo que te está pasando en ese momento. Si recibes la violencia, el dolor ayuda a encajar las piezas; pero ¿qué ocurre cuando la provocas? ¿Qué cambias apretando el gatillo? ¿Quién eres después de haberlo hecho?

El pistolero era un asesino. Claudia lo cambió, pero ella se fue. Ahora el pistolero no puede ni subirse al caballo, no acierta con el revólver y sólo tiene amigos tan torpes como él. Pero sigue siendo un asesino porque nunca abandonas el silencio cuando te ha devorado el corazón; por siempre jamás pertenecerás a ese enloquecido mundo de los que alguna vez encañonaron un arma. Esas son las consecuencias. Esa es la razón por la que la violencia siempre vuelve; nunca llega a secarse del todo.

Lo más apasionante de la historia es cómo los personajes asisten a un mundo que está cambiando sobre ellos, aplastándolos. La lucha contra ese nuevo orden, y muy en especial el tristísimo fracaso personificado en ese pistolero joven y miope que vive de leyendas tremendas (“Was it like in good old days?") pero no supera matar a su primera víctima, son los detalles que convierten a la película en una declaración política de profundo calado. Un canto en contra de la violencia como nunca se había plasmado en el cine.

No olvidaré nunca dos momentos que te minan por dentro. Una es esa confesión del aprendiz de asesino, atónito ante lo que realmente supone matar a alguien (como le dice el viejo pistolero, no es sólo quitarle lo que tiene, es arrebatarle lo que nunca llegará a tener), fiel reflejo de que no aprenderemos nunca en la repetición de nuestros errores pero siempre podemos caminar hacia otro lado.

El otro momento es ese retorno final del pistolero a su semblante de bestia, un ángel vengador sin escrúpulos que volverá a matar a niños, mujeres y hombres porque no acepta las reglas de ese nuevo mundo que se ha vuelto todavía más violento que en esos viejos tiempos a los que él pertenecía.

Ahora el único verdugo que hay es la autoridad; es quien oculta a los mutiladores, quien humilla a los nacidos en mal momento. El Estado mata. El pistolero sólo es una deformidad, una especie a extinguir porque el poder ahora está en otras manos.

Las consecuencias de los crímenes soportados por el poder son los síntomas de una enfermedad que ha apresado a nuestro mundo hasta romperle el cuello. Son la tortura y el abuso, las dictaduras y la manipulación. Son el Congo y Sudán. La silla eléctrica y las cruces que cortan. Hoy todos podemos gritar un nombre que apesta a esa enfermedad; y ése no es otro que Gaza.


15 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece la mejor película de todos los tiempos. Y eso que odio los "westerns" a muerte. Una obra perfecta, como tu Blog que me encanta, sigue así, Psycomoro. Escribes demasiado bien para que no te lea más gente

Anónimo dijo...

No la he visto. También odio los westerns a muerte, pero tu escrito y el amigo anónimo me animan a verla ya. No puedo esperar. No acostumbro a pedir deseos, al menos esta noche, rompo con mi tradición, y deseo que mucha, mucha y mucha gente te lea. Lo mereces Pyscomoro por lo que escribes y por lo bien que lo haces y sobre todo por lo que me revelas. Gracias.

Anónimo dijo...

I love you!!! Estava esperant el teu comentari sobre Gaza i, com no podia ser d'una altra manera, amb la teva elegància natural, ho has fet indirectament aprofitant aquesta meravella del Clint. Et desitjo un bon 2009 que voldrà dir que alguna cosa ha millorat en el món. Un petó!

PSYCOMORO dijo...

Anónimo primero, desconozco si es la mejor, pero está claro que este buen hombre ha conseguido estremecerme muchas veces en una pantalla y eso rara vez tiene precio. Muchas gracias por tu opinión y sobre todo por pasarte por aquí; la razón por la que puedo seguir haciendo esto es porque me lee poca gente, gente dotada de una insondable paciencia antes mis adversidades literarias ...

PSYCOMORO dijo...

Anónimo segundo, eso siempre es un problema para quien recomienda porque siempre te queda la duda de si te no estarás dejando llevar por veleidades adolescentes que no le van a decir nada a la persona a quien estás aconsejando. Sea como sea, ahí queda.

Piensa que más que un western es el canto de despedida de una época que se estaba derrumbando, algo que sólo ha tenido valor por las historias falsas que lo han narrado pero que, en el fondo, no fue más que otro campo de batalla donde los hombres desangraron sus vanidades.

Eastwood ama el Western pero conoce al ser humano demasiado bien como para no hacerle rendir cuentas también en este venerado teatro de testosterona.

Gracias a ti... confío que la disfrutes pero, si no fuera así, no dudes en pasar por aquí a explicárnoslo también !!

PSYCOMORO dijo...

I Love you too... El que està passant a Gaza no té nom. Com a tants altres racons oblidats del món, la realitat que s'imposa és aquella que dicta la remor de les armes. El problema afegit en aquest cas és que pot convertir-se en una mostra més de que les religions amaguen massa sovint l'exercici brutal del poder; continua tenint massa importància saber a quin déu explica les seves coses el teu veí.

El terrorisme mai no ens ha de deixar de provocar rebuig, el mateix rebuig que ens hauria de provocar la inoperància d'aquella organització de pallassos internacionals que sempre ha estat la ONU. Realment pensem que aquesta és la forma de convéncer als terroristes que ens han de respectar? Jo ho veig com una provocació per a que les coses encara es compliquin una mica més.

Sigui com sigui, no puc abandonar el meu optimisme malaltís i penso que podem continuar caminant en la millor de les direccions si volem; l'any 2009 no sembla un mal moment per intentar-ho, no? Un petó

Anónimo dijo...

Es una obra maravillosa pero creo que es injusto no hablar de la banda sonora; en ella hay un tema dedicado a Claudia que compuso el propio Eastwood y que es el central de la película y es una de las melodías más tristes y profundas que escuchado en mi vida. Es una pena que el montaje del video que has colgado, que está muy bien, no la tenga de fondo. Escribes muy pero que muy bien. He caído aquí de rebote, buscando cosas de David Lynch pero te seguiré muy de cerca !

Anónimo dijo...

Great Blog, dude. I't really a shame the spanish stuff for the rest of the planet but great design, photos and music indeed. What'bout a translation for your global supporters? Just kiddin'. Congratulations.

Anónimo dijo...

No voy a poder ser original, pero ¿quién lo es? Cuando leí tu escrito todavía no habia ningún comentario y pensé en escribir algo acerca de cómo odiando (sé que no te gusta esta palabra, pero "no gustándome mucho" se queda un poco corto)los "westerns" amaba esta película. También pensé en destacar la música, esa melodía de guitarra triste tan evocadora que te llega a las entrañas cada vez que la oyes ... Pero tus certeros anónimos se han adelantado.

Cada vez resulta más y más interesante leerte, Psycomoro, y eso no es poco en los tiempos que corren.

PSYCOMORO dijo...

Totalmente de acuerdo con el Anónimo que menciona el tema de la música. Ese tem, creo que se llamaba Claudia's Theme precisamente y es una de las melodías más evocadoras que he escuchado en mi vida. Totalmente injusto no haber hablado de ella. Me gustan lo rebotes, especialmente si vienen por culpa de Lynch. Gracias.

PSYCOMORO dijo...

Thanks! I'am sorry about the language but believe me, it's not worthy. Try to do this in english is quite impossible; in spanish may seem boiring, in english it would become a real nightmare!! Thanks anyway for your words and patience. Hope see you round here again.

PSYCOMORO dijo...

Nadie es original, pero creo que,en el fondo, todos tenemos nuestros momentos. Es una gran película por muchas razones pero creo que la principal es porque no "necesita" ser un western, ese detalle la aleja del resto de obras del género.

La música va contigo durante tiempo porque sirve para recordar quién es realmente la protagonista de la historia; alguien que murió pero que sigue ahí, como la melodía.

A mí cada día me interesa más leeros a vosotros; construís esto tanto como yo. Gracias

Anónimo dijo...

Leí en su día una crítica en la que recordaba que el título original es "Unforgiven", que se traduce literalmente como "no perdonado", y en la que destacaba que si bien al principio crees que el "no perdonado" es Clint Eastwood, luego te das cuenta de que quizás todos los personajes hubieran necesitado ser perdonados por alguien en algún momento. Totalmente de acuerdo.
Es una película maravillosa. Todo en ella está pensado y te hace pensar.
Destacadas la interpretación de los actores y la música (insuperables!), yo quiero añadir también la preciosa fotografía de la película!!!

PSYCOMORO dijo...

Añadida queda... todos los tonos de la película, y en eso la fotografía lo es prácticamente todo, están al servicio de ese perdón que llega demasiado tarde; cuando ya nadie le esperaba y con cara de resignación. El personaje del pistolero le lanza la puerta a las narices, le gira la cara y se abandona a su pasado. Demasiado tarde.

Anónimo dijo...
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