Como si se tratara del reverso pendiente del Space Oddity que David Bowie, su hijo Duncan Jones ha rodado una historia de impactos múltiples. Moon es muy interesante como lugar común de espacios ya visitados en obras como 2001, Solaris o Naves Misteriosas, pero se convierte realmente en una gran, ejemplar película cuando se aparta de lo que sabemos e indaga en lo que no podemos aceptar. En un futuro incierto, se descubre un material en el lado oscuro de la luna que puede suplir la carencia energética en la que se ha visto sumido el planeta. Allí se encuentra desplazado un técnico, supervisando una planta de extracción móvil; su contrato tiene una duración de tres años y le quedan dos semanas para volver a la Tierra.
En esos momentos finales de su árida condena a la soledad, sólo distraída por su relación con un robot extrañamente comprensivo, una serie de sucesos ajenos a la monotonía diaria llevan al personaje a enfrentarse con el espejo de la locura; sin hallar reflejo alguno, asumiendo un destino incomprensible, alejado de las coordenadas que le permitían seguir sintiéndose humano.
Un accidente, la enfermedad de una llama que se apaga, los designios de una Corporación dentada, la contraseña de una amistad nacida de emociones metálicas. Todo eso encaja en el mecanismo de un reloj que avanza hacia lo inevitable con el ritmo de las cosas que suceden sin avisar.
El silencio espacial es testigo de una aberración de dominio que despliega los flecos del esclavismo sobre una evolución tecnológica que sólo busca repetir los errores de una Humanidad que ya no sabe aprender. Y el personaje interpretado brillantemente por Sam Rockwell sólo puede llorar por un recuerdo que va cambiando mientras se retuerce; nostalgia castigada por el látigo de una realidad programada.
Revisa una y otra vez los mensajes de vídeo dejados por su mujer, que no son nada más que mentiras editadas sobre sueños que están dejando de respirar. Y los mira como alguien que ha crecido al margen de su destino. Después de todo, él no es aquel Mayor Tom de Space Oddity, que, momentos antes de desconectarse, todo lo que pedía era que le dijeran a su esposa que le quería. Él sólo es la señal a punto de fundirse.
Su lucha empieza precisamente cuando pierde el contacto con el control en la Tierra, si es que alguna vez lo hubo; cuando se rompe el espejo y descubre que los reflejos no son nada más que el orden artificial de un mundo de cristal que se ha hecho añicos antes de existir. Y con el espejo se le parte el alma y abre los ojos; es entonces cuando empieza a ganar una guerra en la que sólo era carne de cañón. Es cuando se convierte en su propio sacrificio y en su único salvador.
La muerte de su tiempo será como la sinfonía que intenta escaparse de una caja de música abierta bajo el agua. Sabes que algo está ocurriendo pero la presión del espacio en tus oídos ahoga cualquier comprensión. Y atraviesas la atmósfera. Y cortas cualquier conexión con la realidad; con las mentiras. Sólo los esclavos entienden lo que significa la libertad, lo difícil que es engullir aire fresco cuando has vivido tanto tiempo encerrado. Invasión de luz y comisuras heridas.
Y ese poético viaje final hacia donde nadie le espera se convierte en un canto triunfal en la búsqueda de las respuestas que todos necesitamos; las mismas respuestas por las que suplicaba un replicante, mientras moría entre los charcos del tejado de una ciudad sin futuro.
Moon
Space Oddity sobre imágenes del 2001 de Stanley Kubrick
14 comentarios:
Hola Psycomoro. ¿cómo va esa Navidad????.
Espero que muy bien. Ví un programa de cine en el que hablaban de ella, no tiene mala pinta. Lo comenté con amigo bloguero y creo que puede verse y disfrutarse. Ahora hablas tú de ella y, bueno, hay otra razón de peso más.
Un beso y que lo pases muy bien.
La Navidad va en familia; supongo que como casi todos. Sí, lo cierto es que se trata de una película que arroja muchas más lecturas encima de la mesa de las que parece tener en un principio. Es entretenida narrativamente y emocionante cuando tiene que rescatar a sus personajes del pozo del olvido. Para acabar de redondear, su banda sonora es de las que puedes disfrutar al margen de la historia. Un beso y disfruta.
Brillante película, pero no escribo por eso. Tu visión me ha parecido de una belleza y profundidad poética conmovedoras. Voy a revisarla sólo para volver a revisar tu entrada como guía. Gran Blog, Amigo.
No me gustan ni pizca los viajes espaciales, no me gusta encerrarme en un ascensor así que alejarme del planeta Tierra, tan bonito, tan azul, en una nave, nada de nada. Me gusta el aire, el viento, la lluvia, los relámpagos, los truenos, las montañas, la playa, el horizonte, las estrellas, la luna en todas sus fases, las tonalidades del cielo, las personas con sus risas y sus lágrimas,me gustan los pájaros, los animales, me gustan las ventanas abiertas, me gusta la vida y su fugacidad. Me gusta el planeta azul con todos sus habitantes, todos, con vidas tan fugaces y tan misteriosas...
Gracias, Anónimo; en este caso, como en casi todos, la inspiración que te viene de fuera hace la mitad del trabajo. El resto es sentarse y dejarse llevar por los recuerdos.
Hola, Alguien. Te entiendo; creo que es a la misma conclusión que llega el protagonista de la historia. Aunque lo que esté esperándole en la Tierra no sea todo lo que debería, es definitivamente mucho más que aquello a lo que le ha condenado la distancia y ese espacio implacable. Por todo eso que mencionas de una manera tan certera, el personaje de Sam Rockwell decide que vale la pena luchar y se olvida de lo que puede perder para conseguir todo aquello que le han negado. Gracias por la visita.
Hay que ser valiente y aceptar con humildad y valor nuestros errores y aciertos. Creo que la finalidad de la vida es aprender, hacernos personas y no debemos tener miedo. El miedo atrae todos nuestros temores y los hace realidad. No debe tener miedo a la locura porque con su miedo hace que se aproxime a pasos agigantados. Para valorar la luz hay que conocer la oscuridad.
Gracias a ti por dejarme leerte y escribirte y sobre todo, por ser amable conmigo, gracias.
Hola Alguien; gracias a ti y no es sólo amabilidad, es ese proceso de aprendizaje que mencionas. Eso es lo que ocure al personaje de la película; sólo desde la oscuridad de una realidad inaceptable puedes luchar por un mundo mejor. Que me escribas, tú y el resto, es lo que mantiene vivo todo este tinglado. Gracias.
Moon es la más agradable sorpresa del año porque es resulta una bocanada de aire fresco por lo entretenida que es tratando temas que podrían resultar farragosos. Space Oddity es una de las canciones más tristes que he escuchado nunca "Can you hear me, Major Tom?"; me encanta Bowie y me gusta un montón todo lo que veo en tu Blog y que no me atrevo a comentar. Un beso.
Totalmente de acuerdo con la tristeza espacial de "Space Oddity" (sabes que reparé hace poco en que ese "oddity" nada tiene que ver con ninguna odisea, sino que debe traducrse como extrañeza). Muchas gracias por tus palabras; es el tipo de cosas que te ayudan a continuar cuando estás cansado. Y últimamente me sucede demasiado a menudo. Un beso.
Hola PSYCO, había oido hablar de la película pero no la he visto, cosa que solucionaré en pocos días, jiji.
La ciencia ficción está tomando un camino interesantísimo para la historia del cine, si el nacimiento de este género estaba debido a la batalla espacial y a la Guerra Fría, ahora nos encontramos que es un género donde los problemas verdaderos de la humanidad pueden tratarse de una muy buena manera, sin superficialidades y con sentimiento verdaderamente humano.
Yo hice un trabajo sobre Solaris (que te voy a decir de Tarkovsky, que a los dos nos encanta ;) ) y vi en este género una posibilidades, que aunque parezca mentira, son infinitas aún.
Gracias por darme esta recomendación! Sabes que las películas que recomiendas aciertan 100% conmigo!!!
Un besazo espacial!
Hola Claudia. Tienes toda la razón; la Ciencia Ficción siempre ha sido ese gran desconocido en sus posibilidades, y realidades, a la hora de hacer algo más que explicar historias increíbles. Muchos autores considerados serios han huído de ella por sus supuestas connotaciones banales y se han perdido un campo inabarcable de estudio profundo de la condición humana.
Veo más poesía en secuencias de 2001, Solaris o Blade Runner, que en muchos de esos frescos históricos de gran enjundia que olvidan que la naturaleza de las personas se encuentra en cualquier lugar, incluso en un láser que devuelva una mirada perdida en el espacio.
Besazo interestelar.
El ser humano ha llegado hasta aquí por su curiosidad. Sentimos la necesidad de ver qué hay más allá, más abajo, más arriba, aunque luego nos decepcione aunque luego nos digamos un algo así como "cómo en casa en ningún sitio".
La ciencia ficción tiene ese "eterno" de curiosidad, de simbolos, de iliadas y odiseas, ¿cómo no atraernos?
En fin... que te deseo todo lo mejor para el año que viene y tú mantente ahí, Psyco, que ha sido todo un placer conocerte en este raro mundo que es la blogosfera
Un besazo¡
Hola, Lospasos. Desde luego, el enterno retorno a la curiosidad; supongo que es lo que nos mantiene vivos en la cultura, en las relaciones, en el sexo; en el vivir, vamos. La ciencia ficción, cuando está bien hecha, esconde ese secreto; abre las puertas a desatar una curiosidad sin complejos que nos lleva a terrenos inexplorados.
Es un placer estar en este raro mundo, rodeado de raros visitantes y hermosas palabras.
Feliz Año nuevo, Lospasos; acabemos y arranquemos con un beso.
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