12 de noviembre de 2009

Tormenta

El pasillo me descubre que todo ha vuelto a pasar;
los arañazos de tu piernas explotados sobre mí de nuevo,
y ahogada entre ellas la lengua que nunca abandona.
Quiero recuperar el aliento enganchado a las sábanas,
cuando camino hacia el espejo; allí me paro, me miro
y agoto tu maquillaje sobre mi cara recién lavada;
aparto mi pelo de los motivos del adolescente al
que ya no le importa lo que se aprende siendo viejo.
Y me arrastro por el piso con mis garras de papel,
inventando las paredes que se doblan con mis caricias.
Con todos ustedes, el único pase de la gran función,
ésta es la dulzura que calza la reina de los tonos mates
cuando desata los cordones sobre sus vergüenzas,
entre cortinas de seda y sudor de perlas saladas;
y todos esos sexos blandos como piedras, atentos,
como niños llorones que ya no saben ser malos.
No logro reconocer el olor de mi piel quemada,
a punto de lanzar a las estrellas aquellos recuerdos
que me hundieron en el fuego que escondían tus ojos;
vivo al calor de las cosas que están a punto de pasar.
Seré lo que tú nunca serías si pudieras ser como yo,
visitando los portales de aquellos breves encuentros,
mamadas con aroma a Chelsea y poemas de amor.
El lápiz de labios que llevo es piel roja mordida,
restos de canciones imperfectas y luces de neón.
Sé que te gusta jugar a no apartar la vista cuando
me siento ante ti y paseo mi torpe mano izquierda
sobre las arrugadas hojas de las revistas sucias de Niki;
me las lanzó bajo la cama con su cara de reto líquido
y se quedó allí mismo, esperando que me agachara;
no pude evitar mirar cuando se dejó caer contra
los muros pegajosos de aquella bolsa de caramelos
que a ti nada te costó vaciar nuestra primera vez;
Me he despertado herido de muerte por el estallido;
la ventana rota hacia dentro, derramada sobre mí.
Con una pistola en el proyecto de mis labios y
una sonrisa apoyada en el gatillo tensado por
tu invitación de doble juego y cuarto oscuro.
Mi ropa interior pronunció su primera palabra
en el libro de sombras y húmedas uñas partidas.
Tienes mi deseo hinchado en tus manos de cristal,
confiando descubrir antes de que vuelva la lluvia
qué le ha ocurrió a esa herida ventana sin dueño.
Sólo me gusto vestido como tú, usando tus pinturas,
recordando por qué permití que os sentarais ahí,
moviendo vuestras sonrisas de cabellera cascada,
locas por tragaros el aire que desata la tormenta.
Me pregunto quién será el primero en moverse,
quién se atreve a desatarme y ver cómo empiezo
a pasar página en esta historia ansiosa por arder.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Montaraz... lo último es que consigas excitarme con lo que escribes ! Calientes y volcánicas imágenes. Donde has aprendido a escribir así? Cada vez superas las expectativas, me gusta leer tus escritos muchas veces porque disfruto con cada palabra. Leyéndote dan muchas ganas de desatarte para comprobar de que eres capaz... buff, ojalá pudiera hacerlo yo! Un beso tembloroso. Ana.

Ginebra dijo...

Después de leer lo que has escrito y de cotillear en el comentario del anónimo que firma, no sé que decir, la verdad...
Lo único que me sale es que es arrebatador de verdad, que lo que dices tiene mucha fuerza, que es sexo puro y que me gustó mucho. Besos de finde, querido Psycomoro.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Ana. Eres tremenda. Muchas gracias. Te puedo asegurar que no vale la pena desatarme; me desinflaría como un globo y dejaría de aprender. Mejor que siga anclado a la cama, aprendiendo de las mujeres. Poco más le queda hacer a un hombre si no quiere repetir sus errores. Un beso.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Ginebra. Haces muy bien cotilleando en los comentarios, esconden pasiones sobre as que yo no sé hablar; son mi particular patio de recreo y aprendizaje. Gracias; el sexo suele guiar a zonas de exploración tan extrañas como apasionantes; no deja de moverse y tienta a tus palabras incluso antes de que te pongas a escribir. Un beso.

Anónimo dijo...

Sí... el sexo es el gran maestro, y el más excitante para aprender

Tal vez por eso, se le tenga tanto miedo en algunos ámbitos políticos y religiosos.

(de lo más excitante, Psyco, wow)

PSYCOMORO dijo...

El miedo es casi siempre la excusa perfecta para dejar que las cosas se ahoguen antes de dejarlas cambiar. Nos quedamos enganchados a tradiciones de las que ni recordamos su origen, la mitad de esos principios son bastante menos inocentes que el sexo. Gracias, Lospasos. Un beso-

acriflor dijo...

Que bueno!

Anónimo dijo...

Espectacular, tremendo relato de una bajada a los infiernos mejores que el cielo que nos ha tocado vivir. ¿Sería posible tener acceso a más cosas tuyas? ¿Has publicado algún libro? Lo del pseudónimo está muy bien, éste me gusta especialmente, pero te escondes demasiado. ¿Publicas en otros blogs? Eres realmente bueno.

PSYCOMORO dijo...

Hola, María; pues muchas gracias... y bienvenida.

PSYCOMORO dijo...

Infiernos mejores que el cielo que nos ha tocado vivir. Resumes en una línea lo que yo no alcanzo a explicar en un millón. Muchas gracias por tus palabras. Lo siento pero sólo molesto desde este medio, creo que los guardianes del criterio literario me lo agradecen desde su atalaya.
A veces pienso que ese pseudónimo dice más de mi mismo que mi nombre; cuanto más me escondo, más sincero soy.

Claudia dijo...

Que profundidad, es precioso y excitante. A veces una buena tormenta debe inundar nuestra vida, llevarse lo malo, humedecernos, dejarnos fríos hasta los huesos, hacer que nuestra piel esté humeda y que nuestros sentimientos estén a flor de piel.

Precioso.

Un beso de rayos y truenos

PSYCOMORO dijo...

Hola Claudia; lo primero que me vino a la mente, el detonante de la poca lógica del resto, fue el título, fue lo único que tenia claro desde que me desperté; el origen es un sueño, quizás el recuerdo de él, y aquel día lo psaé con el aroma de mil tormentas rondándome. Tus palabras lo explican mejor que cualquier otra aclaración. Gracias. Un beso instalado en los restos de la tempestad.

Anónimo dijo...

Te estoy siguiendo desde hace tiempo y creo que tienes mucho talento. Hasta ahora no me he atrevido a escribir pero esta oportunidad no he querido desaprovecharla, creo que es de lo mejor que te he leido. Si no pusiera en tu perfil que eres un hombre estaría segura de que eres una mujer por esa sensibilidad directa y tan sexual que tienes. Siento lo que escribes muy cercano; yo no podría escribirlo pero disfruto mucho leyéndote. Mil Gracias.

PSYCOMORO dijo...

Muchas gracias, Anónimo. Si pudiera cambiar ese aspecto de mi perfil lo haría ahora mismo; me gusta que me veas así, pero lamentablemente hay cosas que te clavan al corazón cuando naces y el paso del tiempo convierte esa herida en algo inevitable. Lo único que podemos hacer es irnos curando poco a poco con detalles que sólo tienen importancia para nosotros pero que significan que seguimos creciendo. Gracias.