8 de septiembre de 2009

El grito de todas las cosas que van a morir

Anticristo (Lars Von Trier, 2009) es la penúltima encarnación del escándalo. La seducción del peso del candado; no miras el interior de la caja porque no puedes apartar la vista de su cerradura, de esa frontera infranqueable. Y te quedas ahí de pie, con los bolsillos llenos de llaves gritando, mientras esperan servir para algo.

Es cierto que tienes que estar preparado para sentarse ante una película como esta. Sexo explícito, tragedias familiares, violencia emocional y la secuencia en primer plano de una ablación que es difícilmente soportable. Todo eso es cierto, como lo es que nadie te obliga a pasar por ello; pero ésa es la caja, el refugio de los secretos, sueños extraños que siempre viven bajo llave. Personalmente creo que vale la pena apartar la valla y entrar en la trampa a la que nos arroja el director.

No es la primera vez que lo hace. Lars Von Trier nunca te mira a la cara pero tiene muy claro lo que quiere decir; no es falta de educación, tan sólo es parte de una estrategia de alejamiento para dejarte sólo ante el peligro. Ya lo hizo en esas dos declaraciones maestras que fueron Rompiendo las Olas y Bailar en la Oscuridad, donde tomaba géneros tan clásicos como el drama y el musical para crear un discurso político tremendo, transgresor, implacable, pero sobre todo femenino, muy femenino.

Esas constantes se desnudaron de forma en Dogville y Manderlay, para mostrarnos lo difícil que es entender los cambios cuando no los vives. Después de eso, pensábamos que Von Trier había optado por ser directo, conciso, incluso exhibicionista. Pero, como suelen hacer los artistas llamados a perdurar, nada en él es lo que parece; nos tenía preparada una sorpresa.

Su labor en Anticristo me recuerda mucho a David Lynch en sus intenciones de disfrazar la esencia de cuanto se está explicando. Ha creado una película hiriente, exultante en sus consecuencias, con unos intérpretes magníficos entregados por completo a una obra mayor, bellísima y atroz. La gente ha encajado muy mal el atrevimiento.

Se le ha acusado de manipulador, enfermo, innecesario; incluso de misógino (conociendo su obra, esto último roza el esperpento). Pero él sigue con sus juegos de cajas cerradas, dejándote escoger tu próxima partida. Debo reconocer que conmigo lo ha conseguido, y de qué manera.

Tomando prestadas las estructuras propias del género de terror, la película parece mostrar el proceso de enajenación que sufre una madre por la profunda sensación de culpa y pérdida que le invade tras la muerte de su hijo pequeño; ese proceso culmina en la casa apartada donde la confina su marido, un psicólogo convencido de que puede ayudar a su mujer a salir de su profunda depresión. Allí se desata un teatro de sangre, agresiones y torturas que hacen pensar que la mujer se encuentra poseída por Satán, representado por la naturaleza, su iglesia.

Ese es el argumento que nos muestra Von Trier. Es su trampa, al menos bajo mi punto de vista. Es su candado de cristal. La cortina hacia el infierno; un haberno que no es la posesión ni la locura, sino el ginocidio; el exterminio histórico del género femenino en manos de la iglesia, de la incultura, del hombre…

Y el pasaje que menos se muestra en una película aparentemente explícita es a la postre el más importante. La madre había pasado un verano en esa misma casa, sola con su hijo, para escribir una tesis sobre los abusos que ha sufrido la mujer a lo largo de
la Historia pero no llega a finalizar su trabajo; antes se precipita a un pozo de conocimiento mucho más profundo que cualquier labor académica. Toma conciencia de género y resulta terriblemente doloroso, porque también descubre que se encuentra inmersa en una guerra histórica, algo que debe tomar un nuevo rumbo, aunque éste sea espeluznante, devastador, y le requiera un sacrificio inimaginable.

Las mujeres ya han sufrido suficiente; y en ese lugar, irónicamente llamado Edén, las cosas van a dejar de ser como antes. Pero los grandes cambios llevan consigo los mayores precios. Ella asume su papel redentor y se convierte en un cristo depredador, físico, despiadado; liberador, fiel, efectivo. Un mesías implacable para asesinar una tradición enferma de crimen.

Esa conversión la lleva a representar hasta el paroxismo el triste papel mutilado que los hombres hemos reservado a nuestras compañeras (“no me dejes”), reventando desde dentro el tópico para conseguir justicia. Las mujeres no pueden seguir siendo meros espectadores de su propio exterminio, pero el primer sacrificio en esa lucha va a ser descomunal, una inmolación emocional y física, el desquiciado umbral de la última catarsis.

El gran acierto de Von Trier radica en no mostrarnos ese proceso. De hecho, las secuencias que dedica a ese momento son muy pocas, aunque en ellas se esconden las claves para redondear el mensaje final de la historia (ese llanto anónimo). Lo que sucedió aquel verano es más importante que la muerte del hijo, que sólo es un durísimo peldaño. Ella no ha enloquecido, sólo ha descubierto lo que significa ser mujer.


Lo sé, demasiado complicado. Por supuesto sólo se trata de mi interpretación, y muy probablemente equivocada, interesada y poco documentada, pero pienso que es una película que va más allá de lo previsible y, sobre todo, de cuanto nos han venido explicando.


Resulta sorprenderte lo generosos que han sido los críticos explicando los detalles escabrosos de la historia, detallando con pelos y señales las secuencias supuestamente escandalosas, con la intención de quitar fuerza al planteamiento con la anulación del efecto sorpresa. Parecen querer desarmar a la película, restarle fuerza revelando sus secretos. Pero pienso que se equivocan; convierten en trampa lo que podría haber sido sólo circunstancia.


No han hecho demasiado hincapié, sin embargo, en la última secuencia, que fulmina cualquier asomo de misoginia. En ella se da la llave final para ese candado, que por fin nos da acceso a una caja con un mensaje terrible; la hemos jodido.


El director defiende la acción por encima de la contemplación. Llama a la revolución sin importarle el precio (como ya lo hiciera al final de Dogville); se trata de una posición muy extrema, casi terrorista en sus planteamientos, pero no deja de ser arte y su libre expresión.

Quizás resulte para algunos una provocación gratuita, pero yo no consigo olvidarme de que en España han muerto 40 mujeres a manos de sus hombres en lo que llevamos de año; 40 inocentes ardiendo en un fuego que nadie quiere apagar. Anticristo es eso, un grito desesperado ante lo mucho que tardan en cambiar las cosas cuando nos dedicamos a mirar hacia otro lado.

Es una película que nadie en su sano juicio recomendaría porque es salvaje, violenta y furiosa. Casi tan salvaje como lo será el grito de la próxima víctima de ese genocidio contra las mujeres que se cuela cada día en las noticias, tan furiosa como los lamentos de esas llaves que intentan recordar qué hacen en mi bolsillo.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Psyco! Me niego a empezar con todos los calificativos con los que te inundamos ante cada crítica, cada escrito que podemos leerte. Sería redundante. Nadie como tú para cambiar el trasfondo de una idea... Eres capaz de hacer cambiar de opinión a las piedras! Siempre espero que comentes lo que me interesa para enriquecer mi opinión y mi conocimiento desde un ángulo mucho más profundo y, evidentemente, nada obvio. Creo que, muchas de las veces, le das un sentido mucho más interesante a un guión que se ha quedado corto.

Aquí encuentro a faltar únicamente un comentario sobre los actores: magníficos Daniel Defoe y Charlotte Gainsbourg...

Lamento mi inexpresividad ante tu capacidad oratoria: soy lacónica e incapaz de expresarte lo que siento cuando te leo.

Gracias, de corazón.

Ginebra dijo...

Tengo pendiente esta peli y posiblemente sea este finde cuando vaya a verla... he visto el trailler y he leído algunas críticas... Creo que no deja indiferente y que estamos ante una visión personal de las relaciones humanas, de lo bueno y lo malo que llevamos dentro, de la tormenta que podemos desatar...
Me encantó tu crítica, un motivo a tener en cuenta para ir al cine.
Besos y ya te contaré.

PSYCOMORO dijo...

Eres muy amable, Anónimo. Totalmente de acuerdo con tu opinión acerca de Dafoe y Gainsbourg; se tiene que creer mucho en una idea para entregarse de esa manera. Es un trabajo nada fácil y lo llevan hasta extremos con los que pocos actores se hubieran podido comprometer.

Respecto a lo que comentas de los guiones, es cierto que es incontrolable lo que pueden motivarte, pero en este caso creo que lo que sucede es que excede al argumento porque sencillamente está al servicio de un discurso incómodo y rabioso, que se convierte en columna vertebral de una historia que da mucho más que lo que parece.

Besos, también de corazón.

Violeta dijo...

Psycomoro, la teva crítica em sembla immillorable, més enllà d'interpretacions personals o pures subjectivitats.

Però ara que l'he llegida tinc ben clar que no seria capaç d'anar a veure-la. Bo, però, que hi hagi directors capaços de fer pel.lícules així de valentes.

Felicitats per l'escrit. Excel.lent.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Ginebra. Gracias. Me alegro de que vayas a verla; es cierto que hay secuencias que pueden resultar insoportables, pero todo destila una autenticidad en su rabia que a mí me ha tocado. Creo que es un trabajo muy arriesgado, incómodo y totalmente suicida; pero también es una muestra de un cine libre que debería tener más representación en la cartelera. Ansioso quedo por tu opinión. Besos.

PSYCOMORO dijo...

Moltes gràcies, Violeta. No recomanaria a ningú que no tingués molt clar el que va a veure que hi anès, per això també ho he avisat a l'escrit. Les coses han de tindre un nom. Tens raó en el tema de la valentia del director, això és el que més em crida l'atenció de la seva aposta. La reacció de la crítica també ha estat prou divertida, en la seva línia de "no volem sorpreses".

Anónimo dijo...

Tus palabras me han dejado en shock, no puedo ni comentar, Montaraz. El otro día vi Anticristo y me destrozó la mente. Cómo puede ser que alguien la acuse de misógena? La gente no entiende nada o es que no quiere entender? Me parece una obra muy dura pero luchadora y poderosa. Creo que es necesario que hayan más discursos radicales como este para empezar a cambiar la cosas. Puestos a pedir, también querria que hubieran más Psycomoros y que alguno viviera cerca de mi casa !! De verdad que te superas cada día. Un beso. Ana.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Ana. Gracias por tus comentarios, como siempre. Creo que tu apunte acerca de lo que queremos entender es el centro del huracán de todo el asunto; nos sentimos cómodos con lo asumible, pero sólo lo impredecible cambia el mundo. Si queremos ver misoginia, veremos misoginia; y eso nos impide ir más allá, es una excusa para no asumir el discurso totalmente opuesto que está lanzando el autor; de paso, evitamos las responsabilidades. Digamos que es una reacción muy masculina. Un beso.

Anónimo dijo...

Bello escrito para una obra que nadie ha parecido querer entender pero que ha venido para quedarse. Ya era hora que alguien descubra la obra maestra que es, ante la inconsistencia aburrida de los criticos. Supongo que ya te lo habrán dicho, pero eres un gran escritor. Un beso de otra que también cayó en las fauces de Anticristo.

PSYCOMORO dijo...

Son fauces atractivas porque son reales; aunque intentes alejarte e ellas, debes caer para entender hacia dónde debes dirigirte. Gracias por tus comentarios, no soy escritor, soy débil observador de lo que otros ven antes que yo. Cualquier cosa que asome por aquí ya era antes. Sólo esto aquí para repetir; la suerte es que gente como Von Trier existen. Un beso.

Anónimo dijo...

Me encanta el cine de terror, siempre que no sea demasiado gore y sea inteligente

Y esta parece inteligente..., me la apunto Psyco

Un besazo,

PSYCOMORO dijo...

Hola, Lospasos, no sé si recomendártela; desde luego es aterradora pero no sé si podría definirse como cine de terror. Respecto al tema del gore, tiene algunas secuencias que superan cualquier definición cabal de lo explícito. Creo que es una gran película, pero hay que ir muy preparado para verla. Un beso.

Anónimo dijo...

Creo que no hay nada más sorprendente que estar navegando por internet y encontrarte un lugar donde te sientes totalmente identificada con todo lo que hay. Con su sensibilidad, su belleza, su dureza, su todo. Eso es lo que me dado tu blog, solo quiero que lo sepas; escribo y muchas veces lo hago pensando en lo que tu haces. Si no he comentado más es porque tú ya lo dices casi todo, aunque ya sé que eso hace perder parte de la gracia a un blog... Anticristo me parece una obra muy grande, demasiado para ser entendida inmediatamente. Es curioso cómo ha marcado al público femenino y lo poco que ha gustado a los hombres; no creo que sea porque piensan que es misógena, precisamente. Tengo veinticinco años pero entiendo perfectamente lo que me está diciendo este danés de más de cincuenta; será porque soy mujer. Un beso y por lo que más quieras nunca te vayas de aquí !!!

Anónimo dijo...

Me gusta Lars Von Trier porque me gusta que me provoquen, y porque tenemos las conciencias tan dormidas que la labor de este hombre se convierte en imprescindible. Lo que ocurre es que a veces no bastan las ganas y algunas mentes mediocres nos quedamos en el camino, a las puertas de algo que intuimos grande y que no alcanzamos a comprender.

Es una suerte poder contar contigo para disfrutar del gran placer del descubrimiento. Gracias.

Josep Julián dijo...

Cuando un tipo como Von Trier haciendo el tipo de cine de hace y viendo los palos que recibe tan a menudo se empeña en perseverar en su discurso, encuentra productores dispuestos a arriesgar su pasta en sus proyectos y actores que llegan al límite como es el caso, es que una fuerza más poderosa que las exigencias de mercado se impone y logra sobrevivir en este marasmo de mediocridad que es el cine actual. No voy a ir a verla, pero pondría dinero para que pudiera seguir haciendo su cine.

Claudia dijo...

Hola Psyco! La verdad es que no he visto aún la película... He oido cada cosa de ella que tengo verdaderas ganas de verlas, pese a que von Trier no es santo de mi devoción, mas por lo que él dice que por sus películas. Peri una película donde cada crítica es fuerte (mala o buena) merece la pena verla. Sobre todo si las malas críticas vienen de los críticos "oficiales"...
Respecto a las pobres mujeres, buf, es triste ver que cada año el número de victimas supera al anterior y ver que muchas cosas no cambian, que las mentalidades están igual de cerradas que siempre.
Pero ahí seguiremos luchando!!!

Un besazo

PSYCOMORO dijo...

Hola Anónimo; no sé qué decir. Lo cierto es que entiendo de qué hablas porque lo que dices acerca a la identificación es algo que me ha pasado y es grande. Me enorgullece producirte algo así porque es lo más parecido a la compañía que nunca he llegado a conocer. Tienes razón en el tema del interés que la película ha despertado entre las mujeres, el otro día me descubrí recordando que todavía no he hablado con ningún hombre de ella. Mucho me temo que mientras me tratéis así de bien, mi vanidad me atará a este lugar como un lazo deshonesto... Un beso.

PSYCOMORO dijo...

A mí también me gusta ser provocado, Anónimo, porque es el tipo de cosas que te hacen perder el pie e intentar ver las cosas desde un punto de vista diferente; después de ese momento de inseguridad, te queda la sana sensación de que todo de lo que estás seguro está ahí para ser revisado. En ese proceso, se aprenden el tipo de cosas que marcan una vida. El gran placer del descubrimiento que tú mencionas es el agua fría que te sacude la cara después de aquella provocación. Te despierta y te deja hambriento de más.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Josep Julián, es muy cierto lo que dices. La película puede gustar más o menos, pero el proceso de enfrentarse a lo previsible en un mundo tan plagado de finales conocidos vale un imperio en el que deberíamos invertir. Creo que Von Trier conoce muy bien el funcionamiento del mercado y que conoce las teclas que quedan por tocar. Eso incomoda; y es sano.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Claudia. Creo que Lars Von Trier ha creado personajes polémicos que conviven en la cuna de la provocación que comentábamos. He escuchado y leído sus entrevistas y no me creo las diferentes personas que he descubierto; me temo que incluso eso es un juego de espejos del que sólo él conoce el final. Prefiero centrarme en sus películas; pienso que ahí se quedan las cosas quietas por un instante, dejándose observar.

Lo de la violencia contra las mujeres es frustrante y me pone muy enfermo. Cuánto esfuerzos dedicamos a luchar contra mil formas de terrorismo y qué poco nos importa el terror que se esconde en nuestros hogares. Me avergüenza, como hombre y como ser humano.

Un besazo.