Aquella estrella fugaz nació para explotar,
entre las costuras de un traje mal cosido,
retando al torcido futuro del sastre salvaje.
Limpió las sábanas que habían sido sangre
y cubrió con ellas cruces de odio y fuego.
Cruzando umbrales de biblias violentas,
velando el retrato de la Venus dormida.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
La muñeca con ojos de agua sabía volar,
sus letras coladas en pasos pendientes;
vergüenza escondida en el oscuro agujero
que quería imaginar gritos de revolución;
y sólo descansaba en aquel pequeño jardín,
entre las hojas blancas de lucha y sexo;
olvido crecido en miseria y locura.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
Y si todos somos Ulises desnudos con resaca,
ella fue una sirena sumergida en tierra baldía,
tragando la impotencia heredada de miles
con un ejército en llamas de letras pecadoras,
escarbando en nuestro desierto con dedos rotos.
Eran años que sólo corrían junto al demonio.
Misas, armas, salvación y eyaculación precoz.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
La fuerza de la estampida que no arrancó
ahogó lo que no nunca debería haber fallado.
Porque la vida es una avería que vive de matar y
las leyendas sólo respiran si se aprenden a cantar.
Aquellas cuatro dentelladas reventaron el sentido;
fueron cuatro los fuegos y cuarenta los años que
vivimos vomitando, abrasándolo todo.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
Me hubiera gustado acercarte a los besos perdidos,
abrazarte aquella noche que no debió empezar,
acariciando suavemente tus planetas de papel,
habitando el rincón más estrecho de la cama.
Porque hay promesas con gusto a hielo ácido,
a cantinas enfermas de gente dispuesta a olvidar.
Porque la pólvora sólo arde con la fruta más dulce.
Porque la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
entre las costuras de un traje mal cosido,
retando al torcido futuro del sastre salvaje.
Limpió las sábanas que habían sido sangre
y cubrió con ellas cruces de odio y fuego.
Cruzando umbrales de biblias violentas,
velando el retrato de la Venus dormida.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
La muñeca con ojos de agua sabía volar,
sus letras coladas en pasos pendientes;
vergüenza escondida en el oscuro agujero
que quería imaginar gritos de revolución;
y sólo descansaba en aquel pequeño jardín,
entre las hojas blancas de lucha y sexo;
olvido crecido en miseria y locura.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
Y si todos somos Ulises desnudos con resaca,
ella fue una sirena sumergida en tierra baldía,
tragando la impotencia heredada de miles
con un ejército en llamas de letras pecadoras,
escarbando en nuestro desierto con dedos rotos.
Eran años que sólo corrían junto al demonio.
Misas, armas, salvación y eyaculación precoz.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
La fuerza de la estampida que no arrancó
ahogó lo que no nunca debería haber fallado.
Porque la vida es una avería que vive de matar y
las leyendas sólo respiran si se aprenden a cantar.
Aquellas cuatro dentelladas reventaron el sentido;
fueron cuatro los fuegos y cuarenta los años que
vivimos vomitando, abrasándolo todo.
Pero la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
Me hubiera gustado acercarte a los besos perdidos,
abrazarte aquella noche que no debió empezar,
acariciando suavemente tus planetas de papel,
habitando el rincón más estrecho de la cama.
Porque hay promesas con gusto a hielo ácido,
a cantinas enfermas de gente dispuesta a olvidar.
Porque la pólvora sólo arde con la fruta más dulce.
Porque la luz no quiere a todos por igual,
sólo ayuda a los que vivimos de rodillas.
El amanecer aplastó aquellas palabras de mujer y
arrancó un mañana que olvidó llegar a tiempo.
http://www.escritorasypensadoras.com/fichatecnica.php/150
http://www.elpais.com/articulo/madrid/Suenos/rotos/balazos/elpepiespmad/20090810elpmad_11/Tes
http://66.102.1.104/scholar?q=cache:IM-cqV6YUKgJ:scholar.google.com/&hl=es
20 comentarios:
Parece mentira que alguien como ella sea hoy tan poco conocida, aunque sus teorías, no todas válidas, en mi opinión, bien pudieran ser aplicadas aún (ciertamente no es el verbo "poder" el que tendría que utilizar aquí, sino el "tener que": tendrían que ser aplicadas).
Como siempre, Psycomoro, tienes una forma excepcional de enfocar el tema. Precioso. Muchas gracias.
Muchas gracias, Anónimo. Es una historia muy triste, pero, sobre todo, sorprendente. Cuando conocí el legado inutilizado de Hildegart me asaltaron las mismas dudas que a ti (esa defensa de la eugenesia que acabó siendo el motivo de su muerte, la negación de la capacidad política activa de la mujer de aquel momento por sus condicionantes político-sociales), pero lo que me resultó incomprensible es que una mujer de principios del siglo pasado analizara con una profundidad inaudita temas que todavía siguen siendo caminos pendientes de recorrer. Eso y que nadie me presentara antes a alguien que, en dieciocho años de vida, entendió cosas que nosotros todavía miramos con estupor.
Precioso, precioso, precioso, Montaraz. Eres el portavoz más dulce que las mujeres podemos tener. Y que historia más llena de luchas y frustraciones. La actitud de la madre fue aterradora, casi casi como la época que les tocó vivir y que, a veces, todavía vivimos ahora. En lugar de rezar a tantos dioses, deberiamos recordar más a gente como Hildegart y lo que hicimos entre todos con ella. Un beso, o muchos; te los mereces todos. Gracias por estar ahí. Ana.
Psycomoro, te felicito por rescatar aquí la lucha de esta activista, de esta mujer adelantada a su tiempo y por ende, incomprendida.
Es precioso lo que has publicado, un homenaje muy especial.
Un beso de buenos días
Muchas gracias, Ana. La gratitud es para vosotras, precisamente por estar ahí. Queda mucho por recorrer, pero si algo demuestran historias como esta es que, si alguien lo ha intentado antes, es incomprensible que no lo intentemos nosotros. Un beso precioso.
Muchas gracias, Ginebra. Creo que cualquier homenaje queda pequeño ante tanta lucha e incomprensión, pero pensaba que siempre vale la pena intentarlo. Besos
Ella (su madre), le enseña un camino, una lucha por unos principios y unos derechos, a enfrentarse a una sociedad llena de envidias, rencores y perjuicios; le enseña la libertad! para al final matarla por querer ser libre. Curioso, cruel pero actual. Esperemos que no tengamos que seguir vomitando 40 años más, aunque viendo como van las cosas…
Y cuantos mañanas han olvidado llegar!!!
Sí, Apache, da la impresión de que la madre enloquece ante el ejercicio de libertad total de Hildegart, como si aquello superara incluso cuanto creía que podía permitirse. Duro, duro y extraño. Como todos los mañanas que nos empeñanos en desaprovechar. Un abrazo.
M'agrada el teu blog, tan ben filat i tan documentat. Tornaré per aquí.
Petons.
Precioso homenaje a un personaje imprescindible para entender en qué oscuro agujero ha estado metido este país durante el siglo XX. Felicidades por el blog; abres con sabiduría y dulzura puertas que nunca deberían haber permenecido cerradas.
Doncs moltes gràcies, Violeta; i benvinguda. Tot un plaer. Petons.
Muchas gracias, Anónimo. Tan imprescindibles son estos personajes como importante es darnos cuenta de la existencia de esos agujeros negros que mencionas. Digamos que buscamos la salida pero de momento estamos boca abajo; estoy seguro de que el tiempo hará de las suyas.
Pobre Hildegart, adelantada a su tiempo, inteligente, bien educada y asesinada por su propia madre por querer ejercer su libertad. ¿Hay peor paradoja?
Yo no sé si su madre enloqueció o qué, lo que sí da la impresión es que no pudo soportar que su "obra" no fuera la que ella quería. Quizás esa madre no entendió que lo que tenía entre manos era un ser libre, no la reproducción de lo que ella mismo quiso ser... y no pudo.
Gracias, Psyco, por ese homenaje a una mujer tan olvidada. Como tantas otras...
Un beso grande,
Gracias a ti, Lospasos. Más bien pienso que lo paradójico eran aquellos tiempos; tampoco entiendo demasiado los actuales pero sigo siendo un ingenuo optimista y no le doy demasiada importancia a esa necesidad neurótica que nos posee y nos impide avanzar. Lucha y comodidad nunca han sido una buena pareja, y está claro que los cambios siempre vienen de la mano de la primera. Un beso.
Es precioso lo que escribes, Psycomoro. Leerte me ha dejado una extraña mezcla de alegría y de tristeza, de sorpresa y de enfado. ¿Por qué sé quién es Belén Esteban y no sabía nada de Hildegart? Evidentemente, la comodidad no nos hará libres. No podemos dormirnos cuando la maquinaria que trabaja para que lo hagamos no descansa nunca. Gracias por mostrarme el camino.
Muchas gracias, Anónimo. Ese camino que comentas... bien, a veces parece que nos atropelle, que siempre hubiera estado allí donde nunca miramos. Es muy difícil evitar lo que nos rodea, pero sí podemos abrir los ojos cuando queramos. Hildegart lo hizo y murió por ello. El resto podemos hacerlo sin jugarnos nada, pero preferimos vivir entre los dioses devoradores de sorpresas, rezando porque mañana todo siga igual.
Es uno de los homenajes más bonitos y sinceros que he visto para un personaje olvidado, como queremos olvidar todo lo relacionado con el pasado de este país. Muchas gracias por dedicarle este escrito y por recordarnos a todos que no podemos actuar como si nada hubiera pasado. No es justo para gente que intentó dar tanto y lo que recibió fueron cuatro disparos y el olvido. Disfruto mucho de tu blog.
Que triste y que bello. Me ha hecho que el desayuno supiera a algo especial, a algo como la melancolía. No conocía a esta mujer y ha sido todo un descubrimiento.
Su historia es muy triste, pero esta clase de mujeres ayudan a la lucha de las demás.
Gracias PSYCOMORO.
Un besazo
Muchas gracias, Anónimo. Sí, olvido es uno de los grandes problemas de este país; quiero pensar que sólo se tarta de una estrategia pare evitar responsabilizarse de lo evidente, pero, cuando oyes hablar a según quién, cualquier diría que directamente son mezquinos. Esto sólo pretendía ser un minúsculo homenaje a una persona portentosa, tristemente irrepetible.
La melancolía con sabor a justicia es el mejor primer plato. Todas las mujeres que sabéis sonreír justo antes de la victoria ayudáis en es lucha, y de qué manera. Un beso
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