17 de febrero de 2009

Little Britain

Cuando miramos hacia atrás, hacia ese mundo de medias verdades y leyendas de papel en que suele convertirse nuestro pasado, nos gusta pensar que entonces conseguimos formar parte de algo especial; que en aquellos tiempos, de alguna manera que no alcanzamos a entender hoy, fuimos testigos de grandes cosas y que el mundo era mucho mejor cuando cabía en la palma de nuestra mano.

Una buena cura contra esa neurosis vanidosa es dejarse marear por los caminos de la cultura y las sorpresas que nos regala lo inesperado. Eso me ocurrió con Little Britain y, aunque nunca he visto mi pasado como nada fuera de lo común, de una cosa estoy seguro; miro hacia el futuro con una sonrisa que transforma la distancia de la cama hasta la rutina en algo muy fácil de caminar.

Parte de esa sensación se la debo a la gente que me hacer reír, y desde luego este par de sonados los consiguen siempre. Son David Walliams y Matt Lucas. Hicieron dos temporadas en Inglaterra; ahora se han ido a los Estados Unidos, fichados por la HBO, allí están haciendo todavía más ruido.

El tono es irreverente, salvaje, jugando en los límites de lo que esta sociedad acostumbrada a lo común puede aceptar. Con ellos, la expresión "no dejar títere con cabeza" se convierte en una filosofía de vida. Personas con discapacidad, homosexuales, obesos, fascistas, racistas, progresistas, políticos, religiosos… nadie, absolutamente nadie ese escapa de su máquina de romper huesos.

Herederos del humor eminentemente político de los Monty Phyton o The Young Ones, no son recomendables para todas las conciencias y es muy posible que resulten más aceptables otras formas de humor más blando, pero os puedo asegurar que pocos, muy pocos, son tan desvergonzadamente divertidos como ellos.

Sólo por ellos, ya valió la pena tener un pasado aburrido.


Y Lou & Andy… sin palabras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente únicos; difícilmente previsibles. Son agudos y en ocasiones desagradables. Una crítica feroz, pero certera, de la sociedad que quieren retratar, que bien podría ser la nuestra.

Si los personajes en Inglaterra eran excelentes, los de Estados Unidos son colosales. Nunca me he reído tanto como en el sketch de los dos asiduos al gimnasio!!!!

Y la Sra. Phyllis y su perro Mr. Doggy. Te dejan sin palabras (pero sin poder para de reir).

Se echa de menos que nuestro país tenga algo similar. Ciertamente, no lo veo posible. O al menos de esta forma.

PSYCOMORO dijo...

Son desagradables, tanto como la sociedad que enseñan. En ocasiones, intento ver una exageración pero sólo veo una leve broma sobre algo que es tan serio que da miedo. Eso los hace únicos; es pura política, si por tal entendemos la necesidad de refundar una manera de ver las cosas que se ha dormido en los convencionalismos más inmovilistas.

He empezado a acercarme a sus Little Britain USA y, si cabe, son todavía más mordaces. Miss. Phyllis tiene ya un rincón en nuestros neuróticos corazones.

En cuanto a nuestro país, bien, sólo sabe explicarse quedándose quieto. La cultura está tan muerta que cualquier pequeño destello nos parece algo fuera de lo común... hasta que tomamos perspectiva crítica y vemos lo mucho que queda por caminar; quizás eso sea lo mejor de todo. Lo mucho que podemos mejorar.