8 de diciembre de 2008

Let the Right One In

Dos seres viven solos. Sólo les une su edad, doce años. Su soledad no es triste, sólo inevitable. Uno de ellos es un niño desarraigado que lucha contra una realidad que no consigue entender, que le ahoga. La otra es un vampiro que vive en un cuerpo que no le corresponde y que nunca será más que lo que es. Es una historia de amor imposible, un argumento crecido en mil lecturas, el espejo nihilista de quien sólo puede mirar hacia atrás. Es todo eso y probablemente la mejor película del año.

Un ejercicio de género que dobla las esquinas de lo previsible para moverse en terrenos que parecen transitados pero que aplastan con su sinceridad, muy en la línea de The Addiction de Abel Ferrara. A partir de ya, ambas son, bajo mi torcido punto de vista, las dos mejores aproximaciones que nunca ha dado el cine a ese mundo tóxico y orgánico que es el vampirismo.

Let the Right One In (Låt den rätte komma in, algo así como “Déjale entrar”) es básicamente una intensa historia de amor entre dos personas condenadas. Un canto de sangre a favor de los que nunca van a pertenecer a ningún lugar. Es también una historia contada al revés; el futuro se muestra como presente que se está consumiendo. Todo cuanto tiene que pasar ya ha pasado muchas veces; y aún así, seguirá pasando. El porqué bucea en los ojos inmensos de Eli (bellísima e inquietante Lina Leandersson).

Son muchos los hallazgos de la película; sobrecoge la relación no consumada entre el actual compañero de la chica y su joven relevo. El uno ha vivido el futuro del otro. El momento de celos, controlado y abatido, en que el viejo le pide a su amante imperfecta, sin el más mínimo asomo de convencimiento, que se aparte del joven roza cotas de emoción sostenida que estremecen, sobre todo por lo que no se dice. Es un detalle que pasa desapercibido pero de profunda tristeza.

Otro momento que se te clava al recuerdo es ese final en la piscina, que podría pasar a los anales del cine de terror como un ejemplo de cómo solucionar una secuencia que podría ser previsible con una elegancia y una contundencia que están en manos de muy pocos cineastas. Nunca el atronador silencio bajo el agua había enseñado tanto mostrando tan poco.

No hay fecha de estreno prevista; no me extrañaría que ni llegara a estrenarse… si queréis tener acceso a esta maravilla os aconsejo que os convirtáis en pérfidos criminales y la bajéis de Internet. Es el dulce pecado de disfrutar del arte que nos esconden; el que perdurará.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La he visto y es una maravilla, una pequeña maravilla. No es una película de vampiros, es la historia de alguien que no encaja en este mundo miserable en el que vivimos.

No debería sorprendernos demasiado que acercarse a quien no pertenece a nuestra especie sea la única opción para el que no encuentra su lugar entre los nuestros.

Voy a sufrir, pero yo decido mi propia condena ... sí señor, y con sólo 12 añitos !!!

Anónimo dijo...

Preciosa descripción de lo que nos puede mostrar y esconder la película.

Leyendo tu crítica y las pinceladas que nos enseñas en el video, creo que delinquiré y me la bajaré...

Anónimo dijo...

Y tuve q bajarmela ¡¡ me has convertido en un animal de "descarga",eso no te lo perdonare,lei antes de bajarme criticas varias de la pelicula,desgraciadamente todas coincidian en "amor",pero me gusto el enfoque "mas humano" de tu ojo trillado por los bytes..Por eso te leo,aunque luego me cueste dormir..Pensando una y otra vez,en lo mismo..La historia me parece Cruel,pero excita..mucho ademas muy en el orden de tu "Alma Sosegada"..Gracias por ser un anti-"los otros",sigue recomendandome cosas,crezco y aprendo ¡ ¡PD: Nunca me imagine que los suecos pensaran tanto ¡ ¡son "cuasi" humanos..

PSYCOMORO dijo...

Al primer anónimo, creo que das totalmente en el clavo. Es un canto terminal a favor del desarraigo; el último aliento de quien ya ha decidido salirse del camino. ¿Y qué muestra más poderosa existe que decidir tu destino cuando tus semejantes ni te conceden el derecho a pensar? Doce años y el mundo en sus manos.

PSYCOMORO dijo...

Al segundo anónimo, gracias por las alabanzas; si delinquir es disfrutar del arte escondido, bienvenido sea el derecho a hacernos mayores, ¿no crees?

PSYCOMORO dijo...

Hiciste bien, Soloyosoy. Si mi visión trillada por los bytes ha servido para que te acerques a esta historia de amor tan diferente, ha valido la pena. La crueldad es muchas cosas, en ocasiones incluso es el único camino para descubrir que la poesía sólo se entiende cuando estás torcido por el dolor, aunque sea dulce como ese siguiente beso que nunca te darán. Aquí el único que aprende soy yo; compartir todo esto con vosotros me hace crecer desde el reflejo turbio de las cosas bonitas que arañan.