7 de junio de 2008

El Roto

En su día hablamos de Forges, quizás la piedra angular en la que ha ido creciendo la viñeta en este país los últimos años, tanto por su contenido como por su humor absurdo. Hoy nos ocupamos de El Roto.

Bebe de la tradición del cómic dolido, a medio camino entre la modestia de las formas y la grandeza de no necesitarlas; siempre herido. Lee la sociedad desde la perspectiva de las víctimas porque, incluso cuando quien aparece en la viñeta es un verdugo, sólo tiene sentido cuando lo acechan las ojos de quien sufre por su culpa; entonces pareces entender esa sonrisa con la que en muchas ocasiones se asoman a nuestro mundo.

No se puede decir de él que dibuje humor, es como si la válvula de escape a la que se prende Forges esté agotada para El Roto. Es oscuro, pesimista, poco amigo de los finales felices y tan político como su compañero. Sus personajes aparecen a menudo sufriendo, desorientados, perdidos en ese blanco y negro que en ocasiones parece querer inventar un nuevo color para la sangre.

Son lienzos de realidad pesada, verdaderas cargas de profundidad contra este mundo torcido al que parece mirar con los ojos entornados, intentando no ver aquello que le enseñan, como si esas formas que no quieren definirse estuvieran, en el fondo, huyendo de su mirada para irse a molestar a otro sitio. Aquí algunos ejemplos.






Se le puede seguir cada día en El País.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta El Roto. Lo admiro a diario y siempre me sorprende su capacidad de meter el dedo en la llaga; duele, pero sonríes ... puro masoquismo. Es tan brutal y poderoso, que sueñas con el alcance de algunas mentes dormidas, impermeables, y sólo es un sueño, pero es agradable.
Admiro también tus caminos, Psycomoro, siempre tan interesantes de recorrer como el propio destino ... nunca te dejan indiferente. No sé de dónde sacas tanto talento. Estoy con Ana.

PSYCOMORO dijo...

Pienso que lo mejor de opciones como las de El Roto es que, al moverse en entornos que en principio no están diseñados para lo que él hace, puede acabar llegando a gente que se pasaba por ahí para eso; no hay nadie más permeable que quien acaba de ser sorprendido. Gracias por tus comentarios; si hay alguna sombra de talento en todo esto, los culpables soy vosotros y la emoción de teneros al otro lado.