Llevo media vida esperando que alguien sepa explicarme qué son exactamente las religiones. El interés es sincero, me produce una profunda curiosidad. Como mucho me he topado con gente que se intenta explicar a sí misma arqueando las cejas y murmurando que es algo muy personal; eso sólo consigue interesarme todavía más. En algunos casos, te miran, casi como pidiendo perdón, y te dicen que creen en algo, no saben muy bien qué, pero, al mismo tiempo, reniegan ferozmente de la iglesia que representa sus creencias. Me resulta inquietante; y no pretendo ser cínico.
Podría entender que se tratara de un estado espiritualidad que sólo está al alcance de aquellos que, bien por necesidad, bien por circunstancias biológicas, creen que ese rincón de fe puede ayudarles a afrontar su existencia. Eso podría entenderlo, pero sólo si se alcanzara esa convicción también de manera personal. Lo que me cuesta entender es que el origen de esa creencia (vía colegios, vía tradiciones) se encuentra en manos de unas instituciones que, durante la Historia, no se han ganado precisamente el respeto de nadie que tenga un asomo de entrañas. ¿Por qué crees si no crees en aquellos que te enseñaron a creer? ¿Complicado? No lo creo.
Mi última noticia preferida del momento (siempre va bien tener una si no quieres perder el sentido del humor) la protagoniza un señor, creo que se trata de un hombre; suele ir vestido de blanco, se mueve despacio y parece pasarlo realmente mal mientras se esfuerza por controlar su desmedida tendencia a repetir ciertas muecas; gestos que han acabado por aniquilar cualquier sombra de sonrisa en su rostro.
En un acontecimiento que parece sacado una tira cómica del siglo XIX, el Papa, si el del Vaticano, ha recibido a 3.000 vírgenes como un ejemplo de consagración e irradiación de dignidad de quien ha sido llamada a ser esposa de Cristo (!). Me pregunto si aceptarán a esposos, porque aquí tienen a un devoto muy digno ansioso por que comprueben si se mantiene virgen.
¿Qué valor tiene la virginidad? Supongo que el que le quiera dar cada uno, como todo en esta vida, pero es triste que se vea como un valor reivindicable en una mujer y una circunstancia vergonzosa en un hombre. La combinación de ambas situaciones es una de las bases más aterradoras del machismo. La historia se repite.
Lo que más me aturde de todo esto es el trato, y no sólo por este tema, que reciben las mujeres por parte de los mismos credos de los que ellas son esforzadas defensoras. Incluso se procura por que las hijas avancen tan poco como las madres. Sé que eso está cambiando, y cambiará más todavía porque, en el fondo, ya hemos aprendido a morder la mano que nos acaba de abofetear, pero me sorprende que en nuestro primer mundo, por llamarle de alguna manera, sigamos asistiendo a espectáculos tan delirantes como éste.
Si hay que esperar que jueces (pero, ¿qué demonios les pasa a esta gente?) y legisladores nos ayuden, con el perenne, e obtusamente hipócrita, lema del respeto por las culturas encaramándose por sus condescendientes gestos, lo tenemos claro.
Parte del cambio va a venir de personas que todavía saben leer ese extraño libro que nos arrojan a veces a la cara y que ha tenido a bien llamarse realidad. Gracias a Maruja Torres y gente como ella, podremos confiar en que siempre quedarán unos ojos de más para derramar una última lágrima sobre tamaño desastre. Tan sólo una cosa, Maruja, te quedas corta con dos orgasmos, yo no exigiría menos de tres; tienen mucho que compensar. Un beso.
http://www.elpais.com/articulo/portada/Poca/cona/virginidad/elpepusoceps/20080615elpepspor_2/Tes/
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4 comentarios:
No hace mucho tiempo en España nos debatíamos entre aceptar como normal que las niñas musulmanas llevaran velo en los colegios o censurarlo por entender que era un signo religioso que mostraba la negación a la femeinidad a la que su religión les obliga.
¿Podría llegar a debatirse si las niñas católicas que no sean vírgenes deben o no entrar en los colegios? ¿Una barbaridad, verdad?
Pues eso.
Lo cierto es que en ocasiones me quedo atónito ante algunas cosas que las religiones dan por supuestas. No me preocuparía demasiado si quedara como algo floklórico que sólo tiene sentido una vez al año. Lo temible es que alguna de esas sinrazones son la misma base que explica las raíces del terror que a veces muerde. Tienes razón en que el peor de los errores es pensar que sólo ha habido mordisco cuando te han hecho sangrar. La religión en Occidente actúa como una boa constríctor que se camufla entre la selva: no te muerde; te envuelve, empieza a apretar sin dolor, pero, antes de que puedas saber qué está pasando, tus huesos se quiebran y la luz desaparece. No sangras, pero la intención es la misma que la de cualquier depredador. Devorarte.
No me gusta nada como escribes porque lo complicas todo para que no se te entienda y te sientes superior. Eres un progre pedante. No suelo entender la poesia, pero es que la tuya es totalmente incomprensible, no dices nada, lo complicas y piensas que dices algo pero no eres nada más que otro poeta afectado. si no se te entiende no dices nada. Y si te gustan más los moros que los catolicos, vete a un país de alli y ya veras cuanto tardas a volver y darnos las gracias. La musica que cuelgas no tiene nada de marcha. Las fotos al menos valen la pena.
Una cosa te puedo asegurar, si las cosas que has leído te resultan complicadas, prometo que no lo hago por pedantería, es que soy así de malo escribiendo; no te lo tomes demasiado a pecho. Tú entras aquí, o sales, cuando quieres, yo tengo que llevar este estilo sobre mis espaldas como una losa. Yo tampoco me entiendo, no te culpo, y también me enojo por eso. Es entonces cuando busco alguien contra quien tranquilizarme, y tu católico mundo occidental no me falla nunca; siempre esta ahí. Digamos que lo usamos de maneras distintas. ¿Tanto daño os hacemos por aquí los que no compartimos vuestras ideas? Una mala noticia; no pienso mudarme. Respecto a la música, totalmente de acuerdo, y te pierdes lo mejor: yo todavía tengo menos marcha que ella. ¿Las fotos? Pues lo siento. Si te consuela, te dejo pensar que no son mias.
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