Y no mencionamos ni a ETA, ni a Bin Laden, ni a Bush y su delirios religiosos. ¿Qué tal si hoy miramos bajo los faldones del mantel de la mesa del comedor? Hoy no vamos a apartar la vista de nuestra de casa, de los rincones que esconden los secretos que mastican nuestras entrañas. Hoy creo que tenemos que hablar de nuestra vergüenza.
Si el terrorismo es un serie de actos de violencia que tienen como finalidad inducir a la sociedad a una situación de terror, no se me puede ocurrir ninguna manifestación más evidente que la muerte de casi 500 personas durante los últimos seis años. Todas ellas tienen algo que las une. Aunque no puedan hablar como víctimas asociadas y hacer ruedas de prensa, a todas ellas les unía el miedo, todas ellas lloraron antes de morir. Todas ellas, señores, eran mujeres; y cada día nos importa menos que se estén escurriendo por las cloacas de nuestra desidia.
No dejará de sorprenderme la facilidad cómo en este país se persiguen según qué manifestaciones. Hay docenas de procesos abiertos contra gente que no condena los actos terroristas, gente que quema banderas, gente que opina acerca de nuestro nada opinable rey; "di lo que quieras, pero asegúrate que me vaya a gustar".
No oigo que se haya iniciado ningún proceso contra nuestra televisión, pública o privada, por defender modelos de comportamiento y clichés que financian la hipocresía de nuestra tranquilidad mientras miramos sobre aquellos 500 cadáveres.
No he visto a nadie que pida que dejen de emitirse esos miserables anuncios donde la mujer sigue siendo un apéndice del próximo antojo de su marido o de sus hijos, donde la mujer es feliz cuando cocina bien, cuando ve a sus hijos limpios, después de haber eliminado una de esas manchas (ya sabéis, una de esas que no se van).
No veo, tampoco, a nadie escandalizado con según qué series o publicaciones, donde la mujer es poco menos que un delirio en un sueño torcido del hombre cazador, que necesita que su mujer lo adule cuando regresa a casa, y que lo vea como un premio a conseguir (10 trucos para satisfacer a tu hombre; test de 10 preguntas para saber si te quiere...). Abocada a conseguir a un hombre para ser algo, a encontrar alguien que le diga lo guapa que está, lo bien que cocina, lo bien que se comporta en sociedad. Y después el problema es la pornografía porque convierte en objetos a las mujeres; por favor.
Y es que el sueño de los pequeños detalles produce los monstruos que nos esperan dentro de los armarios. Hablemos de la única forma de terrorismo que mata cada día. Porque está muerto quien no respira y aquel a quien no dejan respirar. Hablemos de la imagen de las mujeres que estamos transmitiendo cada día porque eso es lo que consigue que la mano del asesino no tiemble cuando destroza el cráneo de aquella mujer a la que solía decir que quería. Eso es, en definitiva, apología del terrorismo.
Y los que prefieren no moverse te repiten, con la condescendencia de quien nunca ha tenido miedo, "pero si es lo que ellas quieren; viven esperando a su príncipe azul y ven todos esos programas donde las reducen a una caricatura; perpetúan una especie que parece suplicar su exterminio". Quizás sea cierto, pero no lo es menos que me importa un bledo no tener razón o que las cosas sean así, no me importa ser un voceador trasnochado. Yo sólo intento conciliar el sueño por las noches; créanme.
A eso hemos llegado; a la forma perfecta del terror, cuando quien no vive prefiere pensar que es porque no quiere vivir. Si invertimos dinero y esfuerzos en luchar contra el terrorismo, porque sólo lo hacemos contra aquel que no da votos y buena conciencia. Creamos juzgados especializados en la violencia de género (qué eufemismo más estúpido; genocidio, señores) y los dejamos morir en su propia saturación, mientras la Audiencia Nacional puede dedicar medios, jueces y millones de folios para decidir si ANV es o no un partido legal. No voy dar ahora mi opinión acerca de eso pero, desde la distancia de quien no sabe lo que se dice, me pregunto cuándo harán lo mismo con Cosmopolitan.
Lo peor no es vayan a seguir muriendo, es que vamos a seguir matándolas.
PD: El mundo esta hecho de pequeñas coincidencias. Publicado en El País, el día siguiente a esta entrada:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/vecino/maltratador/Todavia/le/saludas/elpepusoc/20080513elpepisoc_1/Tes
12 de mayo de 2008
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7 comentarios:
Hoy mismo han matado a un guardia civil esos asesinos; no me digas que es lo mismo que escojamos mal a la pareja a que una banda de asesinos se dedique a matar inocentes. Me parece un poco superficial y muy progre de fachada, se nota que no conoces a nadie que haya matado ETA.
A nadie nos gusta lo que está sucediendo en el País Vasco, aunque también es cierto que es un tema que también se trata de manera superficial y un pelín retrógrada... de ahí a que afirmes que todo lo que se dice aquí se reduce a excusar un error en escoger pareja, hay un gran trecho, y también quiere decir que no has entendido la mitad de las cosas que se dicen. No creo que sea justo ser tan duro como tu te enseñas, pero imagínate que alguien te dice "se nota que no conoces a ninguna mujer a la que hayan asesinado" para desacreditar tu opinión. Montaraz, sigue así, por favor.
Efectivamente hoy han matado a un guardia civil; sé que matan guardias civiles. Pero ellos, como el resto de víctimas de ETA, todas y cada una de ellas injustas, tienen el apoyo de un sistema, una sociedad y unos medios que ya han decidido hace tiempo que las mujeres no son dignas de ninguna atención especial porque sólo son eso, mujeres. No comparo porque sí, ni pretendo ser superficial, tan sólo reclamo el mismo trato para situaciones iguales. Si todo fuera tan sencillo como escoger bien tu pareja, tan sencillo como pensar que la gente que sufre lo hace porque quiere, tu problema se solucionaría olvidando las balas de los terroristas; no pienses en ellas, quizás dejen de existir. No, no conozco a nadie que haya matado ETA; en eso tienes razón.
Gracias por el apoyo, Ana, pero puedo entender lo que dice nuestro anónimo porque todo resulta tan relativo como fácil es hablar cuando no tienes nada que perder. Es parte de la farsa que llevamos clavada a la espalda gente como yo, pero es lo único que sé hacer sin perder la sonrisa.
Tienes razón en algo, Psyco, y es que vivimos en una sociedad machista y quizas ayer me fui un poco de la olla por lo del atentado, pero lo que quiero decirte es que, mientras las mujeres sigan cayendo en las redes de quien las saca dos veces a bailar, les cuenta tres cosas bonitas con algun dulce acento pero que ha repetido a todas y les prometa matrimonio, las cosas no van a cambiar, porque las primeras que tienen que querer ser algo diferente son las mujeres y estoy harto de ver a ejemplos de lo que te digo. Que empiecen luchando ellas y empezaremos a movernos, pero que despierten de ese sueño de princesas de principe azul en el que viven. A mi también me produce mucha rabia la violencia doméstica pero para cambiar a esos bestias ellas tienen que cambiar y dejar de verlos como principes, coño. Aunque no comparta esto, me gusta mucho como escribes y te sigo mucho.
Cuestionarse si es peor ETA o el asesinato de miles de mujeres por sus parejas no lleva a ninguna parte.
La reflexión en este caso se centraba en el segundo de los temas y la comparación entre el trato que se le da socialmente a uno y otro me parece justa y obligada.
El principal problema es que sólo nos duele cuando nos afecta directamente y en relación con el terrorismo lo han hecho bien: han tocado la fibra del pueblo para que se involucre, para que salga a la calle, para que reclame la paz.
¿Por qué no pedir que hagan lo mismo para acabar con el asesinato de inocentes mujeres? ¿Por qué no podemos reclamar un trato justo en prensa y la aplicación de medidas legislativas y judiciales efectivas? O, lo más importante, ¿por qué no empezamos a cuestionarnos nuestros valores y nuestra cultura machista (lo que nos llevaría de cabeza a lo demás)?
¿Qué es peor morir ahogado o asfixiado? El resultado es el mismo.
Supongo que lo que a todos nos pesa es saber el mucho camino que queda por recorrer en algunos temas; debe ser lo normal, e incluso debe ser necesario, pero, en ocasiones, mirar hacia el frente sin saber hacia dónde te llevan tus pies es un camino muy extraño.... último anónimo, no puedo estar más de acuerdo contigo y me encanta el final de tu comentario.
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