Gran película de Paul Thomas Anderson. El autor de Magnolia y Boggie Nights (todavía intento sentir la extraña emoción de Punch-Drunk Love, pero se me escapa en la memoria) borda un obra potente e implacable, que colabora con No Country for Old Men en el dibujo definitivo de lo que es Estados Unidos.
Si los Coen mostraban cómo es un país llamado a matarse a sí mismo, a aniquilarse de la manera más salvaje, porque eso es lo único que realmente ha enseñado una historia mil veces mal resuelta (Corea, Vietnam, Irak, y van...), There Will be Blood aborda la destrucción y desomoronamiento de las bases morales de los Estados Unidos: el dinero y la religión.
En una histérica última secuencia ("I finished...") que promete quedarse mucho tiempo en la retina, el capitalismo y dios se devoran en una lucha sin cuartel, esperpéntica... y patética, que los envía a los mismos infiernos del sinsentido, demostrando una vez más cómo los motores que han movido a las masas, y desde luego éstos lo son, rigen de manera miserable nuestros peores instintos.
Daniel Day-Lewis sencillamente no puede estar mejor; te posee en su desmesura. Pero atención a la interpretación del joven Paul Dano como ese fantástico falso profeta, maestro de supersticiones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario