21 de junio de 2012

Cuando toca volar

Puedes esconderte para siempre, pensando que la suerte se divierte contigo, mordiéndote como una perra que quiere verte morir poco a poco. Puedes engañarte y creer que necesitas que alguien apueste por ti antes de que se ponga el sol, que un pequeño empuje es cuanto necesitas para conseguir algo que seguramente no necesitas. Puedes incluso soñar que perdiste tus pies antes de decidir dónde ir.  Pero la verdad, después de todo,  es que siguen ahí, esperándote.

Demasiado a menudo pienso en cruces de caminos sin señalizar, en los instantes que te separan de la responsabilidad.  Y los que nos abonamos a la copia y la admiración poco tenemos que perder; siempre puedes lamentarte, volver sobre tus pasos y probar con otra dirección.

Pero no todos son como nosotros. Hay gente que prefiere vendarse los ojos cuando tiene que escoger; y confiar en cuanto han aprendido a ser. Olvidan lo que les enseñaron y ensayan sin red ni público, preparados para la dulce lección del fracaso, seguros de que perderse sólo es el principio de una buena historia.

Y el futuro se dibuja con esos trazos impertinentes, no con nuestra eterna sonrisa de haber hecho lo posible; porque el riesgo puede ser el breve espacio que nos separa del abismo, pero también el salto que nos puede enseñar a volar. Y sólo cuando has comprobado que no sabes atravesar las nubes puedes lamentarte de lo lejos que están. Hay que probarlo; siempre hay que probar.

Suelo pensar que, cuando llega el momento de compartir una creación, ese tipo de pensamientos pueden acudir en estampida, paralizando tu instante. Pero en mi interior sé que es una excusa; si has decidido que puedes volar, aquellas nubes sólo son el primer piso. Quien construye el futuro no pierde el tiempo pensando en él, se abalanza sobre el siguiente minuto y levanta la vista hacia el cielo.

Sucede que siempre puedes escoger y que el camino más fácil puede no ser un buen consejero para según qué cosas, puede ser un compañero tan breve como inconstante en sus promesas. Si eres un músico, uno de verdad, no debe resultar nada complicado adivinar qué tipo de canción te asegura una audiencia masiva; otro tema es que te acompañe la suerte, el dinero y que sepas cómo envolver lo mismo de siempre con un papel que parezca diferente.

Pero si eres músico, uno de verdad, también puedes lanzarte al vacío e intentar descubrirte a ti mismo en esa caída sin fin;  y el aire agrietándote la piel te arranca las seguridades, te desnuda, creando una sombra que no es más que el rastro de los recuerdos que caducan. Y justo cuando estás a punto de explotar contra el suelo, notas que empiezas a flotar, que eres libre; vuelas y descubres que tampoco es tan difícil ser fiel a uno mismo si sabes lo que tienes entre manos.

Alt-J han demostrado que se puede surcar el cielo sin llamar demasiado la atención. Su disco  An Awesome Wave es descarado, soberbio, desprejuiciado, libre, constante en su apuesta por la sorpresa; es todo eso, y el mejor disco de lo que llevamos de año. Tienen pocos más de veinte años,  es su primer trabajo y ya tonteando con la perfección.

Ecléctica mezcla de folk, reggae, ritmos africanos y polvo de estrellas; es una colección inapelable de temas redondos que no tienen amo ni patrón; sólo la evidencia de que en un mundo perfecto esto sería lo más cercano a un éxito que nos podríamos imaginar. Ese no es el mundo que nos ha tocado vivir, pero es el que nos atrevemos a soñar.

Descubrir cosas como esta mientras caminas bajo el sol de un verano que ya se descuelga sobre ti, es la evidencia de que algunos días se construyen con material mágico, al margen de lo previsto, regalándonos lo que necesitábamos sin saberlo.

No podemos saber quién va a quedar allá arriba cuando las nubes se disipen; hay gente que vuela tan alto que huye del campo de visión, del instante reservado al retorno.  Eso ocurre con quien se arriesga demasiado. No sé qué ocurrirá con estos chicos pero nadie podrá negar que han conseguido volar; y que lo han hecho muy alto.

Soberbia canción.  Beezelocks




Taro, sobre un bello montaje de la película Powaqqatsi




Arrolladora, Fitzpleasure




Por último, curioso ejercicio “reverse” del vídeo de Breezelocks que alumbra su sentido real.

8 comentarios:

Ginebra dijo...

Estás ausente y cuando llegas, nos regalas y nos descubres algo nuevo. Me ha gustado mucho esta entrada, tu comentario y la música. De todos los vídeos que has puesto, me ha enamorado (así de rotundo) Taro, de la película Powaqqatsi, tanto que te lo pido prestado:).
Pues sí que estos chicos rozan la perfección a pesar de su juventud. Son diferentes y lo hacen muy bien.
Besos

virgi dijo...

En verdad que son muy personales, sí. El vídeo es fuerte, menos mal que luego vienen las blancas sonrisas blancas de los niños, siempre los niños para darnos esperanza en medio del dolor y el caos.
Es un lujo leerte, Psyco, vengo y te leo, vengo y te leo...y cuando ya lo he hecho varias veces, escribo.
Y ahora, ya, te abrazo.
La foto de la ola, deslumbrante.

PSYCOMORO dijo...

Sí, Ginebra, la ausencia es el signo de estos tiempos dispersos que nos ha tocado vivir. Nunca consigues estar allí donde perteneces. El vídeo es todo tuyo, como los besos que te devuelvo. Disfrútalos.

PSYCOMORO dijo...

Gracias, Virgi. Pues ese abrazo cargado de intenciones leídas se agradece. Ese vídeo tiene una fuerza muy especial; atendiendo a su versión montada en tiempo real, entiendes lo frágiles que resultan las percepciones cuando las inducen nuestros prejuicios.

Ana dijo...

Un canto muy intenso al mundo de posibilidades que se nos abre si dejamos que el deseo nos guie, Montaraz. Me gusta porque cuando acabo de leerte tengo gansa de tomar La Bastilla. Me gusta como provocas.

En cuanto al grupo, empieza a oirse hablar de ellos en algunos circuitos y no creo para nada que te equivoques, suenan a futuro inmediato.

Un beso. Ana.

PSYCOMORO dijo...

Gracias, Ana. Nos vamos haciendo poco a poco con esas pequeñas provocaciones. Es la intensidad del descubrimiento haciendo de las suyas. Sí, creo que estos chicos tienen realmente algo que decir y lo que sea no debería agotarse en un disco. Un beso.

tina dijo...

Me quedo meditando

PSYCOMORO dijo...

Un placer que lo hagas junto a nosotros, Tina.