9 de diciembre de 2011

Aquí estamos

El camino avanza a través de la corteza herida de la noche
y tras él me desparramo sobre unas mejillas sin maquillaje,
lunas brillantes que prometen que no habrá momento mejor
para robar el corazón del reloj y fundirlo como chocolate.
El tiempo muere de forma distinta cuando no lo matas tú,
fallece con gesto de estrella olvidada por su mejor perfil,
entre camerinos disfrazados con recuerdos mal combinados;
es la presa suicida de una cacería que ya no va a suceder,
como un reptil rendido a las promesas de su propio veneno,
así es el tiempo huyendo cuando tú no aprietas el gatillo.
Porque nos sentimos huérfanos, huéspedes de tu partida,
peleles soñados por mundos que no han nacido todavía,
genética inconsciente levantando una casa de muñecas,
sin padres cautivos de cuentos pobres y malas noticias.
Conduces nuestras manos a los secretos del último cajón
y allí bañamos nuestros bolsillos en puntillas y encajes,
borrachos de mensajes encriptados por una breve ausencia,
como leves enfermedades que prenden señales de aviso,
los obvios rastros de combustible que dejó el incendio
después de trazar el humeante acantilado de nuestros días.
Como testigos de un desastre que vive a punto de pasar,
botas tumbadas tras una batalla de bailarinas salvajes
que te dejan aturdido por la suerte del plato único,
preguntándote qué habría pasado si hubiera pasado,
inventando la nueva liturgia de los que sobreviven,
la melodía que dibujan las horas cuando te acarician,
la enorme fortuna de quien ignora por qué sigue vivo,
rostros surcados por un sol que decidió empezar a matar.
Y aquí, exhaustos por tanta historia en busca de final,
nos tienes al tiempo y a mí, tu más torpe recitador,
pidiendo un último azote antes de irnos a dormir,
para no olvidar que lo mejor sucede sin avisar,
como los instantes que se adiestran a tu alrededor,
fieles guardianes de la luz que es mejor no apagar;
electricidad para una noche de vigilia y calefacción.
Estamos aquí para cantarte lo que no hemos dicho ya.

10 comentarios:

virgi dijo...

Por el humeante acantilado (bellísimo) pasamos cada día, bordeando la vida que nos empuja a seguir andando, tantas veces a pesar nuestro.
Y aquí estamos, sí, pendientes del fragor de las olas, de las ramas rotas que crujen al pisarlas, de la niebla con la que luchamos para no perder la senda.

Abrazos, Psyco, abrazos.

Ginebra dijo...

Una reflexión profunda del tiempo, llena de metáforas y comparaciones, muy lírica, dramática y tal vez, cierta.
El caso es que me encantó el post y tu vuelta (esa más aún).
Besos

NoSurrender dijo...

El tiempo es demasiado cruel. Me estaba a cordando de esa escena e Rumble Fish en la que Tom Waits, que interpreta a un camarero que no para de fumar, le dice al chico: "El tiempo es una cosa curiosa, tío. Muy curiosa. Cuando eres un niño tienes tiempo, tiempo para todo. Luego pasas un par de años aquí, un par de años allá... no es importante ¿sabes? Y cuanto más viejo eres más te preguntas ¿cuánto me queda? ¿treinta y cinco veranos? Piensa en ello, tío; treinta y cinco veranos..."

Salud!

PSYCOMORO dijo...

Gracias, Virgi. Sí, y muchas veces los regalos que nos aguardan son instantes que crecen ante nosotros, con esa cadencia que sólo tienen las mejores enseñanzas. Así me siento normalmente, aprendiendo de los maestros del tiempo. Muchos abrazos de retorno.

PSYCOMORO dijo...

Hola, Ginebra. Siempre es un placer acercarse a las palabras, sobre todo cuando se hace en tan buena compañía como la vuestra. Lo único que es cierto es que en ocasiones sólo aprendemos cuando admiramos con cariño a las personas adecuadas, cuando atendemos como niños curiosos a sus pequeños detalles de grandeza. Después detodo, de eso pretendía hablar. Besos.

PSYCOMORO dijo...

El tiempo es una sucesión de juegos de espejos que sólo se miran entre sí, Lagarto. Si consigues colarte en los instantes en que deja de dictar su ritmo, descubres que aún quedan rincones para la imaginación y maestros que saben jugar con ella.

Me gusta que traigas a Tom Waits y, en especial, que recuperes esa secuencia del "Rumble Fish" de Coppola donde se nota la ironía implacable del tiempo, su estable locura. Salud, Lagarto.

Anónimo dijo...

Bello...siempre es un placer visual pasar a saludar...

La sonrisa de Hiperion dijo...

Cantar lo que aun no se ha dicho... Entonces, es hablar de verdad.

Saludos y feliz domingo.

PSYCOMORO dijo...

Gracias, Ana; el mismo placer recibirte de nuevo por aquí.

PSYCOMORO dijo...

Hablar de verdad, Antonio, siempre hablar de verdad. Saludos