La locura es como juguete que olvidaste encendido en el ático; ese pequeño, incómodo detalle que te recuerda lo inoportuno de la oscuridad, mientras golpea insensato las escasas paredes del paraíso de polvo al que lo has confinado. Y dejas que se agote, que se desperdicie la energía que le mantiene vivo; esperas que muera, pero nunca sucede. Sigue el torpe conflicto del último refugio; intentas olvidar el traqueteo pero la mente siempre te escucha demasiado tarde y te descubres imaginando qué debe sentir un ave envuelta en una jaula demasiado pequeña, depredadora metálica de alas a medio batir.
Cuando llega la noche, aquellos leves ruidos de desván se han convertido en aullidos desesperados, en exigencias de un guión que no puede acabar bien. Aturdido, decides acabar con todo eso y te diriges a la habitación, dispuesto a desconectar toda esa enfermedad pero, incluso antes de que abras totalmente la puerta, el ruido ya se ha detenido. Aplastado por un fogonazo revelador, entiendes que nunca hubo ningún juguete. Das un paso hacia delante, turista en un bazar que apesta a demencia; te hundes en la oscuridad y cierras la puerta tras de ti. Hogar, dulce hogar.
Las razones que esculpen la locura siempre son ajenas al camino de vuelta, no puedes bucear en ellas porque ya se han encargado de ahogarte. Lo más tremendo de ver cómo se desata la locura es que no llega sin más, procede de algún lugar en el que habitaba sin avisar, reservándose para la fiesta. Poco importa su sentido cuando empieza a repartir dentelladas a diestro y siniestro; todo cuanto puedes hacer es intentar mantener a los seres queridos fuera de su alcance. Antes de que sea demasiado tarde, antes de que todo deje de importar.
En 1980, Stanley Kubrick dirigió El Resplandor, uno de los más turbios y contundentes retratos de la obsesión que haya dado nunca el cine. Basándose en una obra maestra de Stephen King que ya desempolvaba un agobiante imperio de múltiples lecturas, Kubrick retomó la historia y la recondujo a su reconocible terreno de frialdad narrativa, condensando los recursos que ya poseía el original para estallarlos contra el muro de la locura, en el rostro de un alucinado Jack Nicholson (mucho se ha criticado su interpretación por excesiva, pero revisitada con el paso del tiempo, entiendes la dimensión real de su apuesta).
Jack Torrance, un escritor abandonado en la pendiente de la falta de inspiración, acepta un trabajo como cuidador del hotel Overlook, un complejo que se levanta en plena montaña y que cierra sus puertas durante la crudeza aislada del invierno, como un oso que descansa sus espaldas sobre los meses nevados. Allí, en un abismo de herida soledad, se abren las puertas del infierno para engullir la debilidad de Jack y devolver un ser destrozado por sus propias miserias; un cazador cojo, perdido en su propia incapacidad de amar, ajeno a una vida que le aplasta unos huesos que ya no saben escribir.
Siempre me ha parecido que ése es el último sentido de la historia y ya lo era de su base literaria; un monumento descomunal al fracaso de la hoja en blanco. No hay principio y no hay fin. Los pasillos palpitantes del hotel, las paredes incomprensibles del laberinto, los espacios abiertos al silencio; todo se comporta como una metáfora asfixiante de la mente del protagonista, que se derrumba hacia adentro, en una pirueta psicótica que lo convierte en parte de ese hotel que quizás nunca estuvo maldito; quizás sólo fue un inmenso espejo deforme dispuesto a partirse sobre la locura que había nacido en algún lugar, en algún momento; ambos lejos de allí.
Porque siempre he pensado que Jack Torrance no enloquece en el hotel; él enloquece al hotel. Esas conversaciones imposibles que mantiene en el bar y el lavabo con fantasmas se ocupan de demostrarnos que las cosas nunca estuvieron bien del todo (la agresión a Danny) y que hombre y bestia ya se conocían; ambos acuden al hotel Overlook para escenificar de forma dantesca un amor eterno que ya se habían jurado.
El Resplandor es una obra compleja, mucho más de lo que en su momento se acertó a entender. Sus descubrimientos cinematográficos son memorables, como suele ocurrir en las películas de Kubrick; desde el uso obsesivo de la steadicam (esas ruedas pedaleadas, abriendo las entrañas del hotel), hasta la fijación por las perspectivas profundas como reflejo de una mente que está huyendo de foco; porque la filmación de los espacios cobra un protagonismo vírico, como un personaje más que va contaminando la cordura de los personajes; esos rincones son la mente del protagonista devorando a su familia, hasta que consigue que ellos mismos tomen contacto con los espectros de un pasado que siempre fue mejor.
Esa nostalgia por lo que pudo ser y nunca fue es el motor que dirige la impotencia definitiva del personaje; su admiración por los tiempos de oro es la más evidente muestra de una conciencia incapaz de aceptar una realidad que pesa mucho más que los cuentos de fantasmas.
No puedo apartar de mi memoria de la secuencia en la que esa madre desquiciada toma contacto con el terror más absoluto cuando comprueba que la obra de ese escritor estéril es la misma frase repetida miles de veces en cientos de folios. Es una de las muestras más espeluznantes de crueldad narrativa aparecidas nunca en una pantalla; no hay salida.
Sí, vale la pena volver sobre esta gran obra que crece con el tiempo. Sólo un consejo más; si lo hacéis, y con más razones que nunca, hacedlo en su versión original; la doblada al español es otra cosa; una cosa mucho peor.
El inicio de la película; con él, arranca el diálogo con los espacios.
Pedazo de película, sí señor!!!! No sé cuántas veces la he visto y lo único que la empaña o enturbia es el doblaje de la actriz a cargo de Verónica Forqué, la verdad es que es pésimo. Brillante guión, dirección e interpretación... en mi opinión es la mejor peli de terror de todos los tiempos. La has analizado y diseccionado muy bien, Psyco. Un placer leer sobre cine y también ir al cine, ¿no crees? Besitos
Sí, Ginebra, el doblaje no ayudó en nada a la película; siempre estoy a favor de la versión original pero, en este caso, es una necesidad inevitable. A pesar de eso, una gran obra que supera de una forma muy curiosa el paso del tiempo. Todo un placer. Gracias por tus palabras y besos.
Kubrick me parece de una lucidez y osadía extraordinarias. Atraco perfecto, Espartaco o Senderos de gloria ya me conquistaron en su momento. Pero ya ves, ésta nunca me atrajo, la pusieron hace un par de días en la tele, empecé de nuevo a verla y no la terminé y eso que Nicholson me encanta. Ahora que dices tantas cosas tan bien reflexionadas y escritas, creo que la próxima no me la pierdo. Tus opiniones las tengo muy en cuenta. Un abrazo, Psyco.
Hola, Virgi. Sí, Kubrick tenía todo eso y una visión adelantada a las condiciones que le rodeaban. Dale una oportunidad a "El Resplandor"; eso sí, evita ese doblaje que lastra cualquier asomo de empatía con unos personajes que se encuentran desesperados mucho antes de que aparezcan los fantasmas. Muchas gracias y otro abrazo.
Kubrick establece en sus películas un lenguaje narrativo que escoge a sus espectadores. Si superas el principio de sus pelis, ya estás dentro. A mi me rechaza sistematicamente... puedo entender su calidad fílmica, sus arriesgados argumentos, su "cine" en mayúsculas, pero me siento fuera, sobretodo con "el Resplandor". Será esa frialdad que mencionabas.. Sobre el tema de la locura, hay ciertas habitaciones que es mejor mantener cerradas/calladas.El alcohol ayuda a veces sí a veces no. Saludos.
No sé cuantos millones de años hace que la ví. Recuerdo esa luz mortecina que te invadía de tristeza. Los artistas, los creadores, escriben libros, pintan, hacen películas, escriben poemas para sacar del fondo de su ser todos lo abismos que los habitan. Eso está muy bien para ellos. Allá cada uno, si deja libremente que ese abismo entre en su corazón.
Hace un día precioso de primavera, huele a flores y a árboles, los pájaros da gusto escucharlos. Aún hay personas buenas. Deja a un lado los abismos del corazón y asómate, a la brisa suave de la primavera y a su luz, para que te envuelva y te haga sonreír. Un beso
Hola Heiliger, tienes toda la razón cuando dices que Kubrick escoge a sus espectadores; quizás ese manifiesto de control que domina toda su obra es lo que la puede hacer opresiva, quizás ajena, como tú comentas. Desde luego tienes que tener muy en cuenta qué habitaciones visitas si quieres estar seguro de poder abandonarlas. Saludos.
Hola Alguien, justo acabo de llegar de ese día de primavera abundante y no creo que sea algo demasiado distinto a cuanto habita mi corazón. Quizás lo único que suceda es que incluso la noche puede ser bella, desde su humedad inexplicable, desde sus sombras sin control. Quizás, después de todo, el camino tiene tantas direcciones como ojos que lo miran y nunca puedes llegar al mismo lugar que quien te precedió; quizás esa sea la maravilla de vivir y poder explicarlo. Besos.
Hay personas que ante una obra de arte(película, libro, cuento, novela, poema, pintura) la analizan tecnicamente en su perfección, no la hacen suya. Otras personas, entre las que me incluyo, no tienen ni idea de técnicas ni perfecciones sólo saben, que si es una obra de arte, la hacen suya, llega a su interior y comparten la luz y la oscuridad, el dolor y el gozo, la alegría y la tristeza, la desesperación y el júbilo, el miedo y la esperanza, la locura... Los sentimientos que con estas obras llegan a su interior, se les pegan como una tela de araña o como el pegamento y tienen que tener mucho cuidado porque no dejan nada fuera. Sólo eso.
El otro día volvía a verla en TV y me puse a buscar cosas en internet y he acabado en tu página. Me he quedado totalmente alucinada con tu forma de escribir y en con tu lectura sobre la película. Me has abierto muchas puertas que hacen que todavía me guste más. Desde luego tiene que verse en versión original porque vaya doblaje. De verdad me tienes como visitante fija a partir de ahora y voy a sumergirme en entradas antiguas. ¡ Que forma de escribir más increible !
Vaya, me alegro de coincidir contigo. Yo también siempre pensé que la locura de Torrance está ligada a esa hoja en blanco. De hecho juega el papel protagonista en el punto de inflexión de no retorno de la película (no por mucho madrugar...) Qué grandísima película, desde luego.
Respecto a la locura, me estaba acordando de unos versos de Panero, un tipo que algo sabe del tema:
Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero hijo de padre borracho y hermano de un suicida perseguido por los pájaros y los recuerdos que me acechan cada mañana escondidos en matorrales gritando porque termine la memoria y el recuerdo se vuelva azul, y gima rezando a la nada por temor
Gracias, Anónimo, y me alegro de la feliz coincidencia. Es lo que tiene Internet, juegas en un campo sin vallas donde nunca sabes qué te vas a encontrar. Confío que disfrutes con este rincón ilógico de felices locuras.
La alegría es mutua, Lagarto, un lujo coincidir en tu laberinto. Sí, esa página en blanco se clava a los restos de un Jack Torrance que ya estaba abandonado a la caída libre; y en ese océano de nada, ahoga cualquier asomo de vuelta atrás. Panero es el inquietante punto de tierra donde te aferras para que el mar enloquecido no te arrebate de tu deseo de tranquilidad; impresiona.
La locura, como la cordura, forma parte de nosotros. De todos. Aunque nos creamos la persona más cuerda del mundo, siempre nos da miedo dejarnos llevar por el camino transversal, porque desconocemos hasta dónde seríamos capaces de llegar. Una de las películas que más miedo me ha dado en toda mi vida. Un beso, Psyco.
Somos el fruto de nuestras propias controversias; caminamos hacia el final de un camino que sólo es el principio del siguiente. Laberintos circulares. Un beso.
La locura siempre está en el lugar donde se describen todas las cosas, tras esa puerta cerrada de la que te dijeron "no pases" y entras y pasas y existen espacios desiertos, desprotegidos, donde seguramente dejaremos que se nos desgaste el nombre, los ojos y los pasillos.
Sí, Paciente, y el nombre se desgasta al rozar con nuestra memoria, que cede hasta no ser garantía de nada. Es entonces cuando apuestas por alguien que poco tiene que ver con quien solías ser.
La locura que proviene de la hoja en blanco y la locura intrínseca que forma parte de todos nosotros y de todo lo que nos rodea. Son grados.
Tras la muerte del protagonista en su propio laberinto, Kubrick nos muestra una foto de la fiesta y nos dice que realmente él estuvo allí ... Pobre hombre, ¿en qué quedamos? ¿quién le abre la puerta para que pueda seguir jugando?
No es material de un solo uso; como todo lo bueno, el tiempo juega a su favor y cada nueva visita es mejor que la anterior, porque siempre ves algún detalle. Y eso te da una muestra de la magnitud del genio. Irrepetible.
Felicidades por tus palabras y muchas gracias por dejarnos recorrer de tu mano esos maravillosos caminos. No nos sueltes nunca. Un beso.
Hola Anónimo. Creo que aciertas cuando señalas ese momento; cuando el antiguo cuidador libera a Torrance del almacén al que lo había confinado su desesperada mujer, alguna regla se rompe en la historia; esa intervención hace algo más que doblar el sentido de las cosas y lanza un montón de preguntas. ¿Dónde está realmente Jack? ¿El Overlook es en realidad el abismo de su propia mente sin retorno? ¿Está viviendo en las páginas del libro que nunca conseguirá escribir? Se disparan las interpretaciones en mil direcciones diferentes y, efectivamente, la película crece a cada nueva lectura. Besos y muchas gracias por ayudarme a recorrer este camino.
24 comentarios:
Pedazo de película, sí señor!!!! No sé cuántas veces la he visto y lo único que la empaña o enturbia es el doblaje de la actriz a cargo de Verónica Forqué, la verdad es que es pésimo.
Brillante guión, dirección e interpretación... en mi opinión es la mejor peli de terror de todos los tiempos.
La has analizado y diseccionado muy bien, Psyco. Un placer leer sobre cine y también ir al cine, ¿no crees?
Besitos
Sí, Ginebra, el doblaje no ayudó en nada a la película; siempre estoy a favor de la versión original pero, en este caso, es una necesidad inevitable. A pesar de eso, una gran obra que supera de una forma muy curiosa el paso del tiempo. Todo un placer. Gracias por tus palabras y besos.
Kubrick me parece de una lucidez y osadía extraordinarias. Atraco perfecto, Espartaco o Senderos de gloria ya me conquistaron en su momento.
Pero ya ves, ésta nunca me atrajo, la pusieron hace un par de días en la tele, empecé de nuevo a verla y no la terminé y eso que Nicholson me encanta. Ahora que dices tantas cosas tan bien reflexionadas y escritas, creo que la próxima no me la pierdo. Tus opiniones las tengo muy en cuenta.
Un abrazo, Psyco.
Hola, Virgi. Sí, Kubrick tenía todo eso y una visión adelantada a las condiciones que le rodeaban. Dale una oportunidad a "El Resplandor"; eso sí, evita ese doblaje que lastra cualquier asomo de empatía con unos personajes que se encuentran desesperados mucho antes de que aparezcan los fantasmas. Muchas gracias y otro abrazo.
Kubrick establece en sus películas un lenguaje narrativo que escoge a sus espectadores. Si superas el principio de sus pelis, ya estás dentro. A mi me rechaza sistematicamente... puedo entender su calidad fílmica, sus arriesgados argumentos, su "cine" en mayúsculas, pero me siento fuera, sobretodo con "el Resplandor". Será esa frialdad que mencionabas..
Sobre el tema de la locura, hay ciertas habitaciones que es mejor mantener cerradas/calladas.El alcohol ayuda a veces sí a veces no. Saludos.
No sé cuantos millones de años hace que la ví. Recuerdo esa luz mortecina que te invadía de tristeza.
Los artistas, los creadores, escriben libros, pintan, hacen películas, escriben poemas para sacar del fondo de su ser todos lo abismos que los habitan. Eso está muy bien para ellos. Allá cada uno, si deja libremente que ese abismo entre en su corazón.
Hace un día precioso de primavera, huele a flores y a árboles, los pájaros da gusto escucharlos. Aún hay personas buenas. Deja a un lado los abismos del corazón y asómate, a la brisa suave de la primavera y a su luz, para que te envuelva y te haga sonreír. Un beso
Hola Heiliger, tienes toda la razón cuando dices que Kubrick escoge a sus espectadores; quizás ese manifiesto de control que domina toda su obra es lo que la puede hacer opresiva, quizás ajena, como tú comentas. Desde luego tienes que tener muy en cuenta qué habitaciones visitas si quieres estar seguro de poder abandonarlas. Saludos.
Hola Alguien, justo acabo de llegar de ese día de primavera abundante y no creo que sea algo demasiado distinto a cuanto habita mi corazón. Quizás lo único que suceda es que incluso la noche puede ser bella, desde su humedad inexplicable, desde sus sombras sin control. Quizás, después de todo, el camino tiene tantas direcciones como ojos que lo miran y nunca puedes llegar al mismo lugar que quien te precedió; quizás esa sea la maravilla de vivir y poder explicarlo. Besos.
Hay personas que ante una obra de arte(película, libro, cuento, novela, poema, pintura) la analizan tecnicamente en su perfección, no la hacen suya. Otras personas, entre las que me incluyo, no tienen ni idea de técnicas ni perfecciones sólo saben, que si es una obra de arte, la hacen suya, llega a su interior y comparten la luz y la oscuridad, el dolor y el gozo, la alegría y la tristeza, la desesperación y el júbilo, el miedo y la esperanza, la locura... Los sentimientos que con estas obras llegan a su interior, se les pegan como una tela de araña o como el pegamento y tienen que tener mucho cuidado porque no dejan nada fuera. Sólo eso.
Sólo eso, Alguien ? Eso es todo; impresionante reflexión acerca de la esencia del arte. No puedo estar más de acuerdo.
El otro día volvía a verla en TV y me puse a buscar cosas en internet y he acabado en tu página. Me he quedado totalmente alucinada con tu forma de escribir y en con tu lectura sobre la película. Me has abierto muchas puertas que hacen que todavía me guste más. Desde luego tiene que verse en versión original porque vaya doblaje. De verdad me tienes como visitante fija a partir de ahora y voy a sumergirme en entradas antiguas. ¡ Que forma de escribir más increible !
Vaya, me alegro de coincidir contigo. Yo también siempre pensé que la locura de Torrance está ligada a esa hoja en blanco. De hecho juega el papel protagonista en el punto de inflexión de no retorno de la película (no por mucho madrugar...) Qué grandísima película, desde luego.
Respecto a la locura, me estaba acordando de unos versos de Panero, un tipo que algo sabe del tema:
Aquí estoy yo, Leopoldo María Panero
hijo de padre borracho
y hermano de un suicida
perseguido por los pájaros y los recuerdos
que me acechan cada mañana
escondidos en matorrales
gritando porque termine la memoria
y el recuerdo se vuelva azul, y gima
rezando a la nada por temor
Que miedo carajooo, como ensangrienta ese hombre sus ojos y sus miradas.
Saludos y un abrazo.
Gracias, Anónimo, y me alegro de la feliz coincidencia. Es lo que tiene Internet, juegas en un campo sin vallas donde nunca sabes qué te vas a encontrar. Confío que disfrutes con este rincón ilógico de felices locuras.
La alegría es mutua, Lagarto, un lujo coincidir en tu laberinto. Sí, esa página en blanco se clava a los restos de un Jack Torrance que ya estaba abandonado a la caída libre; y en ese océano de nada, ahoga cualquier asomo de vuelta atrás. Panero es el inquietante punto de tierra donde te aferras para que el mar enloquecido no te arrebate de tu deseo de tranquilidad; impresiona.
Sí, Antonio, sangre que avisa de lo que está por venir. Un abrazo.
La locura, como la cordura, forma parte de nosotros. De todos. Aunque nos creamos la persona más cuerda del mundo, siempre nos da miedo dejarnos llevar por el camino transversal, porque desconocemos hasta dónde seríamos capaces de llegar.
Una de las películas que más miedo me ha dado en toda mi vida.
Un beso, Psyco.
Somos el fruto de nuestras propias controversias; caminamos hacia el final de un camino que sólo es el principio del siguiente. Laberintos circulares. Un beso.
La locura siempre está en el lugar donde se describen todas las cosas, tras esa puerta cerrada de la que te dijeron "no pases" y entras y pasas y existen espacios desiertos, desprotegidos, donde seguramente dejaremos que se nos desgaste el nombre, los ojos y los pasillos.
"La locura es como juguete que olvidaste encendido en el ático"
Vaya manera de empezar, tan real y tan loca!
BESOS!!
Sí, Paciente, y el nombre se desgasta al rozar con nuestra memoria, que cede hasta no ser garantía de nada. Es entonces cuando apuestas por alguien que poco tiene que ver con quien solías ser.
Los principios siempre son pistas falsas que acaban significándolo todo cuando te das cuenta de que no llegarás a ningún otro sitio conocido. Besos.
La locura que proviene de la hoja en blanco y la locura intrínseca que forma parte de todos nosotros y de todo lo que nos rodea. Son grados.
Tras la muerte del protagonista en su propio laberinto, Kubrick nos muestra una foto de la fiesta y nos dice que realmente él estuvo allí ... Pobre hombre, ¿en qué quedamos? ¿quién le abre la puerta para que pueda seguir jugando?
No es material de un solo uso; como todo lo bueno, el tiempo juega a su favor y cada nueva visita es mejor que la anterior, porque siempre ves algún detalle. Y eso te da una muestra de la magnitud del genio. Irrepetible.
Felicidades por tus palabras y muchas gracias por dejarnos recorrer de tu mano esos maravillosos caminos. No nos sueltes nunca. Un beso.
Hola Anónimo. Creo que aciertas cuando señalas ese momento; cuando el antiguo cuidador libera a Torrance del almacén al que lo había confinado su desesperada mujer, alguna regla se rompe en la historia; esa intervención hace algo más que doblar el sentido de las cosas y lanza un montón de preguntas. ¿Dónde está realmente Jack? ¿El Overlook es en realidad el abismo de su propia mente sin retorno? ¿Está viviendo en las páginas del libro que nunca conseguirá escribir? Se disparan las interpretaciones en mil direcciones diferentes y, efectivamente, la película crece a cada nueva lectura. Besos y muchas gracias por ayudarme a recorrer este camino.
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