En ocasiones te despiertas intentando formar parte de algo parecido al mundo; entonces, cuando no tienes ni idea de lo que te está sucediendo, siento unas ganas inabarcables de devorar todo lo que me rodea. Es lo más cercano al deseo que conozco, pero no porque pueda devorar nada que no sean los restos de un sueño mal encajado, sino porque en esos momentos entiendo que el deseo sólo dura el tiempo que invertimos en intentar entender la tentación. Esos instantes son míos, de mi excitación y de Tom Waits, que siempre se despierta a mi lado, enfermo, cantándome esto al oído. Todo es deseo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario