28 de diciembre de 2012

Motores de repetición

Cuando deslizas tu atención desde tu ombligo a lo que te rodea, te conviertes en algo que nace para mantenerse lejos de ti. Es complicado no caer en la nostalgia y devolver las cosas a su inicio, convencido de que no hay hogar lejos del calor de nuestra comodidad.  Siempre había disfrutado de estos viajes químicos sin garantía de retorno, pero últimamente algo está pasando y los mecanismos de la diversión se me han averiado. No me preocupo porque todo procede del cambio y sólo la mentira dura para siempre; pero no puedo evitar inquietarme por esa sensación de soledad que acude donde antes habitaba el estruendo de las hadas del azar.

Debe ser algo relacionado con el paso del tiempo, mal cosido a una edad que no avanza de forma lógica; debe ser algo que tiene que ver conmigo, pero cada día se me hace más difícil descifrar las coordenadas que significan pertenecer a un lugar; cuanto más me esfuerzo por encajar, más se estrecha mi espacio, más se complica la combinación ganadora. Y nadie tiene la culpa; a menos que ese nadie sea precisamente yo.

Aquella avería algo tendrá que ver con que nuestras historias son cada vez más nuestras y menos historias; antes crecían cuando saltaban de mano en mano, como tesoros de cristal que podían partirse en mil pedazos, bajo la atenta mirada de quien recogía el testigo, muchas veces inútil y medio roto, pero inmenso en su momento.


Sin embargo, me cuesta girarme hacia el pasado con nostalgia porque es algo que no puede cambiar, algo que se puede entender. Prefiero perder horas viendo cómo se suceden las cosas para estar presente cuando se produzca la magia; porque siempre ocurre una canción, un momento en la pantalla, un paraíso entre dos versos… siempre pasa algo. El problema es que se nos agotan las personas atentas a lo fabuloso, porque la fábula exige todo de ti; sólo así evita hacerse pedazos mientras pestañeamos.

Pierdes un instante en escuchar a la clase política de este país, deslizas tu parsimonia letal  sobre la programación de la televisión, te meces en el último local de moda o te espabilas para convertirte en motivo de conversación. Da igual lo que decidas hacer, porque alguien lo habrá hecho antes que tú y alguien volverá a hacerlo cuando tú acabes. Somos piezas martilleantes de un teatro aburrido y previsible del que todos somos protagonistas.

Y es curiosa la reacción que reservamos al que se aparta del diseño, al que amenaza con imaginar algo distinto; el sarcasmo es el lubricante que hace funcionar la maquinaria. Ridiculizamos al soñador y olvidamos que nosotros mismos dejamos de soñar en algún
momento; y la perspectiva es triste porque ni decidimos dejar de hacerlo. Ahora preferimos juzgar, desde la seguridad de ser todos iguales. 

Escuchaba el intenso discurso que Barack Obama dio después de la matanza de Newton; en él dijo algo que me gustó mucho: “no podemos aceptar que estos hechos se conviertan en una rutina; como país podemos hacerlo mucho mejor”. Estaba hablando de la posesión de armas y cómo se está desangrando la felicidad de su país. Por supuesto, es un tema intocable para la nación, pero decidió pronunciar las palabras adecuadas en el momento necesario. Desconozco si conseguirá cambiar algo, pero no calló; y eso es mucho, sobre todo si lo comparas con nuestra patética raza política.

Serán muchos los que dirán que de poco sirvió, más los que le acusarán de lamentarse con lágrimas populistas; serán muchos los que le acusarán de demagogia. Pero también somos muchos los que no hacemos nada, sólo hablamos (o escribimos), protegidos por la tranquilidad de nunca tener que arriesgarnos. Es muy fácil mirar sin ser visto; casi tanto como opinar.


Nos olvidamos del poder de las fuerzas evidentes; tenemos que empezar a incomodarnos. Deberíamos automedicarnos con dosis adictivas de provocación porque en ella late el cambio, con ella nace la implicación en un tiempo que necesita de nuestra ayuda para comprenderse a sí mismo. 

Estaba pensando en el próximo año y no sabía que desear, hasta que vi esa obra tan desesperada y destartalada que es Holy Motors, irónico reflejo alucinado de lo imposible que es ser diferente cuando nos resistimos a imaginar. 


El lamento es el primer error del camino, así que he decidido unirme a estos desastrosos trobadores de melodías profanas. La vamos a liar. Trois, douze… merde !!!

9 comentarios:

Ginebra dijo...

Holy Motors, vaya, vaya sorpresa... No conocía a este músico (a estos músicos) y te diré que me ha parecido precioso el vídeo. Me gustan los acordeones y me gusta que se unan muchos acordeones.

Creo que jamás hay que dejar de soñar, es más, me atrevería a decir que gran parte de la situación que tenemos, no me refiero política ni económica exactamente, sino moral, tiene que ver con que el hombre ha dejado atrás o ha olvidado que es un ser espiritual. Es más. El hombre ante todo es espíritu y no necesita de tanto acomodo y de tanto consumo. La vida cómoda y fácil ha hecho que seamos autómatas y que hayamos olvidado soñar y muchas otras cosas.

No hay que ser diferente, hay que cambiar por dentro y hacer lo posible por contagiar a los que sí que pueden y quieren intentarlo. Otros son caso perdido, así es que lo mejor que podemos hacer es obviarlos (nunca juzgarlos, pero sí obviarlos).
Esta es la receta que me aplico.
Como diría Groucho: "Estos son mis principios, pero si no te gustan, tengo otros":)

Besos

virgi dijo...

Indudablemente, habrá que hacer algo diferente, no podemos seguir descubriendo cada día la podredumbre que nos asombra y nos hace querer estar en otro país.
Esos músicos que deambulan por el ábside de una iglesia gótica, han roto las convenciones. No sabría yo dónde está el clik! que alumbre algo nuevo, pero lo espero con ansia.
un abrazo, Psycomoro, excelente leerte.
Siempre.
Y que hayas colgado este vídeo del que no tenía ni idea

La preciosidad de "Los amantes del Pont Neuf" ya ví que también es de Carax.

PSYCOMORO dijo...

El gran marxista Groucho... es lo que tienen los principios, que sólo valen hasta que empezamos a creer demasiado en ellos. Hemos olvidado lo que preferimos no recordar para mantenernos lejos de la responsabilidad. Eso es lo poco que hay por el momento. Besos.

PSYCOMORO dijo...

Sí, Virgi, ese click de rotura es la cuestión; lo que no he alcanzado a descubrir es si se trata de algo que sencillamente sucede o algo provocado; supongo que debe andar entre las dos orillas, y nos tiene a nosotros nadando en el mismo medio. Un abrazo.

Violeta dijo...

Es necessita amb urgència marcar fermament el camí del canvi. Però socialment tenim el gran problema que poques persones ens volem, podem o sabem implicar en aquesta provocació tan necessària per plantar cara amb tota la força i dir no, i dir ja n'hi ha prou...

Hi ha un desencant molt gran. Tot s'ensorra irremisiblement i sense aturada possible, Psycomoro.
Només ens queda la gran provocació, sense aturada possible.

Una gran abraçada.

PSYCOMORO dijo...

Si es vol lluitar contra un desencant tan evident, únicament es pot fer doblant l'aposta de la provocació, fins que les coses es tornin tan incòmodes que ens veiem en l'obligació de dir a tot pel seu nom i deixar de simular que no ens enterem de res per evitar implicar-nos. Gràcies per la visita, Violeta.

Anónimo dijo...

Se'm va escapar! Però aquí estàs tu, per recordar les coses interessants que fugen de la simplicitat... No podia ser d'una altra manera!
Moooolt bon ant, Psyco!!! Encara que costi, aquest serà el nostre!!!

Una abraçada ben gran,
Rosa Vermella

Anónimo dijo...

Era any, no ant!!! Encara que tampoc estaria malament...

Anónimo dijo...

"HOLY MOTORS acaba de ganar el premio a Mejor Película en Idioma Extranjero de la Asociación de Criticos de Los Ángeles. Leos Carax, su director, no acudió a recoger el premio. En su lugar mandó este discurso:
"Hola, soy Leos Carax, director de películas en idioma extranjero. Llevo haciendo películas en idioma extranjero toda mi vida. Las películas en idioma extranjero se hacen por todo el mundo, por supuesto, excepto en América. En América solo hacen películas en idioma no-extranjero. Las películas en idioma extranjero son, obviamente, muy difíciles de hacer porque tienes que inventar un idioma extranjero en lugar de usar el idioma habitual. Pero la verdad es que el cine es un idioma extranjero, un idioma creado por aquellos que necesitan viajar al otro lado de la vida. Buenas noches"